Señor Director:

Agradezco las respuestas de Vanessa Kaiser (carta del jueves) a mis demandas de un voto informado. Desgraciadamente me atribuye juicios que no comparto.

No creo en un Estado salvador de la ciudadanía. He asesorado internacionalmente proyectos de cooperación público-privada y concluyo que el mercado es una condición de desarrollo. Pero, al ser desregulado (Constitución del 80), provoca desigualdad, dolores y desastres climáticos. El Estado debe regular y evitar tales desequilibrios. Eso realiza un “Estado social, democrático de derecho”. Su origen, eso sí, no está en los países latinoamericanos nombrados por Vanessa. Se encuentra en Alemania y claramente definido en su Constitución.

El mandato constitucional alemán coincide con el espíritu de la nueva Constitución. Esta garantiza la libertad y la dignidad (Art. 4), la libertad de enseñanza (41), la libre elección del trabajo (46), el libre desarrollo de la personalidad (62) mandatando, como en Alemania, un requisito de realización de la libertad: un Estado social (Art. 28, 1 oración 1, Constitución alemana). Esta combinación de libertad y Estado social establece claras diferencias con un Estado subsidiario, representado en la Constitución de 1980.

No defenderé a “los políticos”, subordinados a un mercado desregulado. La política debe ser legitimada y para ello se necesita una nueva Constitución. La probidad, la transparencia, son demandas al Estado y al sector privado. La nueva Constitución las instala en sus artículos 166, 167, condenando la corrupción (Art. 170) para garantizar el bien común y el sistema democrático. Conceptos cuestionados por el neoliberalismo y por el origen del Estado subsidiario vigente. Es necesario el cambio constitucional con los principios ya señalados. El Estado y sus poderes harán efectivo el derecho de propiedad y serán los tribunales los que definirán —en último término, la Corte Suprema— lo que es “justo precio”. El derecho a la vivienda, los fondos previsionales deben ser leídos en el contexto sistémico que es una Constitución. Otra lectura desinforma y afecta la convivencia.

Jorge Coloma A.