Señor Director:

En su columna semanal, el señor Cristián Warnken realiza una serie de afirmaciones que creo erróneas e inadecuadas, aunque lo más grave es sin duda la forma despectiva con que se refiere a las personas que, de buena fe, han buscado copias de la propuesta constitucional para conocer de primera fuente lo que el texto dice.

Sin embargo, estoy de acuerdo en lo pernicioso que resultan dos fenómenos: la cancelación y la acumulación de poder, mostrada con la alegoría del Leviatán. No obstante, la forma en que comprende estos fenómenos me parece errada y quizás eso explica en parte su postura.

Entre otras cosas, las constituciones buscan controlar el poder, dirigirlo, limitar su acción sobre las personas y someterlo a los designios democráticos. La nueva Constitución precisamente avanza en este camino, superando a la actual, diseñada para conservar el poder político y económico en manos de quienes hoy rechazan su cambio.

Respecto de la cancelación, mientras ella puede ser de carácter intolerante, muchos la confunden con la crítica masiva a la que nos encontramos sometidos en una sociedad más horizontal y menos jerárquica. En este tema la propuesta constitucional también supera a la Constitución de 1980, pues propicia modos de participación y gobernanza más abiertos e inclusivos.

Mientras algunos resisten los cambios y prefieren mantener el orden actual, otros han debido resistir los abusos y la desigualdad y hoy se abre el camino para aprobar una Constitución que nos saque de esas lógicas y donde cualquiera pueda informarse, leer y opinar, sin ser objeto de los prejuicios que hoy derivan en la exclusión.

Ezio Costa Cordella
Abogado y vocero de Aprueba x Chile