Señor Director:

Desde “Biología del Emocionar” (Bloch y Maturana) se puede entender por qué el debate constitucional se concentra tanto en las emociones. En el debate se las usa más allá del texto constitucional basado en que el voto mayoritario será sin lectura del texto. La incertidumbre influirá en la decisión ante la urna.

En conversaciones con quien realiza trabajos domésticos, compruebo su incertidumbre. La nueva Constitución le va a quitar los fondos previsionales, su vivienda le va a pertenecer al Estado. A la gente no se le informa objetivamente, sino que se le crean emociones negativas. Esto independientemente de si afecta principios básicos de la democracia. La soberanía reside en el pueblo y este debe ser objetivamente informado para que la ejerza directamente o a través de sus representantes. En este caso, votando a conciencia.

Ceñidos al texto, podríamos poner en una justa proporción el tema de los fondos previsionales, el de las viviendas y otras amenazas a la propiedad: “Toda persona, natural o jurídica tiene derecho de propiedad en todas sus especies y en toda clase de bienes” (Art. 78). Sobre esta base se debe entender la seguridad social, sus fondos previsionales como también “el derecho a una vivienda digna y adecuada que permita el libre desarrollo de una vida personal, familiar y comunitaria” (Art. 51/1). Este grupo objetivo podría informarse sobre el Art. 45/2 que “asegurará la cobertura de prestaciones a quienes ejerzan trabajos domésticos y de cuidados”. La lectura de la nueva Constitución supera incertidumbres y garantiza a la población en general, cuidados especiales a parientes enfermos o seniles en su Art. 50.

La información verídica es una demanda del siglo XXI y ella está presente en la nueva Constitución: libertad, pluralismo, diversidad; educación y acceso digital, seguridad informática (Arts. 82 a 90). La veracidad es fundamento de emociones constructivas para superar los ánimos crispados que invaden el proceso constituyente. Un voto informado será un aporte significativo a la anhelada democracia participativa que, a su vez, contribuye a la paz social.

Jorge Coloma Andrews