De las explicaciones entregadas por los entrenadores de ColoColo y la UC para el bajo nivel competitivo mostrado en los torneos internacionales, la más dolorosa es la falta de jerarquía. Porque si esa es la razón, no hay manera de equilibrar las luchas, sobre todo sabiendo que los cruzados ya son experimentados concurrentes a estas citas y porque los albos estuvieron a 60 minutos y con ventaja de 3 a 0 de pasar de ronda, algo muy parecido a lo acontecido en la Libertadores.
Si el diagnóstico es que nos falta jerarquía no hay nada que hacer. Eso requiere de un largo y difícil aprendizaje en condiciones bravas y sin excusas. Y que se consigue sobre la base de éxitos recurrentes, identificación con un estilo y de una planificación muy cuidada.
Por lo pronto, habría que tomarse más en serio el desafío. Si a nivel técnico y directivo partimos cada temporada señalando que se privilegiará la competencia local, la puerta queda abierta para minimizar el fracaso. Nos pueden golear, acá y afuera, pero no importa: tenemos partido por el campeonato el domingo.
Si la diferencia se marca en la inversión, es hora de que hagan una autocrítica severa por el comportamiento de sus barras. La UC jugó con aforo reducido y Colo Colo definió ante Fortaleza con el Monumental vacío cediendo grandes recursos. Los cruzados debieron comprar dos veces este año, porque en la primera se equivocaron pesado, mientras los de Quinteros se debatieron internamente entre el gasto o la proyección de sus jóvenes, en un forcejeo impropio para los tiempos que corren. O están todos de acuerdo con las políticas de la institución o no lo están, pero estaría bueno que esa pugna culminara.
Si la competencia nos parece injusta, es hora de reclamar con argumentos. ¿Nos parecen sobrerrepresentados Brasil y Argentina? Pues vamos a la Conmebol para solicitar que se vuelva a jugar la Libertadores con el formato antiguo, aunque haya que sacrificar ingresos. ¿Nos parece que es una lucha desigual? Pues hagamos una propuesta razonable para reordenar el sistema. ¿Vamos a privilegiar siempre el torneo local por sobre las Copas porque no podemos aspirar a mucho? Entonces hagámoslo con la convicción necesaria: renunciemos. O limitemos el esfuerzo al mínimo para cobrar los premios y no dañar el interés en nuestro certamen con cada decepción. En otras palabras, no podemos mandar a la mitad de nuestros equipos a esa refriega cruel.
Algo habrá que hacer, imagino. Encabezar una rebelión continental, pedir el fairplay financiero, pero con ganas; dividir de otra manera el continente. Pero la inmensa resignación del discurso de Holan y Quinteros —avalados por sus dirigentes— resulta chocante y triste. La UC recibió ocho goles en dos partidos; ColoColo 12 en los últimos cuatro. Y la brecha, sospecho, se irá ampliando con el paso del tiempo. Es hora de pensar, muchachos, en un discurso más honesto. Eso sería tener jerarquía.