Las encuestas muestran que se ha ido consolidando la tendencia a favor del Rechazo a la propuesta de Constitución redactada por la Convención Constitucional. Las razones parecen ser múltiples, desde la plurinacionalidad hasta el debilitamiento de los equilibrios del sistema democrático, pasando por la creación de un sistema jurídico y judicial basado en privilegios de tipo racial, entre otros aspectos. Sin embargo, no puede perderse de vista que en el plebiscito de octubre de 2020 casi un 80% de los ciudadanos se manifestó en favor de un nuevo orden constitucional, y las encuestas muestran que esa tendencia se mantiene. Por tanto, parece evidente que el triunfo del Rechazo no puede significar el cierre del proceso constituyente, sino que el paso a otra etapa de este, que permita darle a Chile una Constitución que verdaderamente nos represente a todos, y permita una convivencia democrática acorde a los estándares del siglo XXI.
En tal sentido, debe valorarse muy especialmente el Manifiesto Constitucional firmado por varios destacados académicos de diversas sensibilidades, que, haciéndose cargo de las legítimas aspiraciones ciudadanas, propone los lineamientos esenciales para una nueva Constitución. Se trata de un documento elaborado desde el mundo de la academia, lo que resulta muy relevante si se considera que la mayoría de los ciudadanos espera que, de triunfar el Rechazo, el nuevo texto constitucional sea redactado con la participación de expertos. También es destacable que recoja lo mejor de nuestra tradición constitucional, así como varios elementos incorporados en la propuesta de la Convención, a los que se suman temáticas que forman parte de los más relevantes sistemas constitucionales del mundo.
Pero para que aquello se concrete en un nuevo texto constitucional, resulta esencial reformar a la brevedad el Capítulo XV de la actual Constitución. Así, si triunfa el Rechazo, se abrirá una nueva etapa del proceso constituyente, a fin de que un grupo de expertos redacte una buena propuesta de Constitución, que posteriormente debería ser sometida a plebiscito.
En concreto, y tal como se propone en el Manifiesto Constitucional, el texto debe mantener y fortalecer las bases esenciales del sistema democrático representativo, abriéndose a nuevas formas de participación democrática, como la iniciativa popular de ley y de derogación de ley, todo ello en el marco de un bicameralismo simétrico. También, debe incorporar mecanismos que favorezcan una mayor y mejor descentralización, sin romper la estructura propia de un Estado unitario, y que el procedimiento de reforma constitucional se estandarice en la regla de cuatro séptimos de diputados y senadores en ejercicio.
Asimismo, y tal como se propone en el Manifiesto Constitucional, resulta fundamental que la Constitución reconozca que Chile es un Estado social y democrático de derecho, que incorpore derechos sociales que orienten la actuación del Estado a la satisfacción de las necesidades básicas de todas las personas. La nueva Constitución debería también recoger expresamente los principios de solidaridad, de proporcionalidad y de responsabilidad y sostenibilidad fiscal, y la paridad entre hombres y mujeres, en especial en cargos públicos, y que encomiende al Estado la conducción de un desarrollo sostenible, que favorezca las energías renovables y el reciclaje.
Como se ve, el eventual triunfo del Rechazo representa una oportunidad histórica para darle a Chile una Constitución moderna, acorde a los desafíos del siglo XXI, que permitirá afianzar nuestro sistema democrático en un marco de justicia social y de desarrollo económico, que es lo que quiere la inmensa mayoría de nuestros compatriotas. El camino propuesto en el Manifiesto Constitucional representa esa oportunidad que no debemos desaprovechar.
Juan Castro Prieto
Senador