Señor Director:

El mayor error e ingenuidad de los partidarios de aumentar los impuestos es que no conocen ni han oído hablar de la Tercera Ley de Newton que, en síntesis, establece que siempre que un objeto ejerce una fuerza sobre un segundo objeto, este ejerce una fuerza de igual magnitud, pero en sentido inverso. Los alzadores de impuestos creen, en cambio, que si se mueve el factor impositivo, todo el resto de los factores se mantienen estables, sin movimiento ni reacciones mayores. Grave error.

Ejemplos hay muchos. Por ejemplo, un contribuyente que complementa sus ingresos con el arriendo de un pequeño departamento, ahora deberá pagar impuestos por ese ingreso y, seguramente, le subirá la renta a su arrendatario. Es lo racional. Y ello provocará arriendos más caros a personas de menores recursos que no tienen casa propia. Ley de Newton de acción y reacción.

Todo aumento de impuestos debería empezar por evaluar el impacto de los impuestos que se están recaudando antes de incrementarlos. Es de sentido común, especialmente en un período de bajísimo crecimiento económico, inflación y gran incertidumbre política. El presupuesto público hoy es de más de US$ 82 mil millones. El proyecto de ley no dice una palabra sobre cómo mejorar la asignación e impacto de esta enorme cantidad de recursos. ¿Alguien de verdad cree que su asignación actual es óptima y no requiere mejoras? Ninguna reforma tributaria es integral si no se acompaña previamente de una revisión exhaustiva de la calidad y pertinencia del actual gasto público.

Y lo más grave: apresurarse a presentar una reforma tributaria para votarla antes del plebiscito constitucional refleja frivolidad, falta de seriedad y degrada un debate que debería ser técnico y bien inspirado.

Lamentable y decepcionante. Se esperaba más del conductor de la política económica.

Julio Dittborn C.