1. El universo Demócrata Cristiano. Tanto los actuales como los ex. Una sensibilidad que busca destino, se muerde las uñas y deshoja margaritas. Las clásicas facciones se diluyeron con la lejía del tiempo y en la cuneta quedaron guatones corcheteados, príncipes plebeyos, colorines descoloridos y chascones engominados. Esos grupos y afluentes, si algo tienen en común, es la soberana indecisión.
(No quisiera estar en sus zapatos, pero si hay que elegir, prefiero mocasines, por lo fácil de sacar y poner.)
2. La Sofofa. Lo explico. Tengo un parentesco con un consejero de mérito de la Sofofa, y debí partir con el matiz y lo especial del caso, pero esto es periodismo y no filosofía. Le consulté y me dijo: “Lo tengo decidido, pero debo pensarlo”. En esa muestra de humor conservador y simpático, creo detectar una indecisión. Creo.
(Con permiso y perdonen las molestias.)
3. Los complacientes de la ex-Concertación siguen con la métrica de la medida de lo posible, gradualidad y los 30 años de la ilustre Concertación. Este grupo tiene años, padece achaques y se desgrana semanalmente. Saben que no serán los protagonistas de los siguientes 30 años y eso, precisamente, es lo único que los mantiene indecisos.
(Hablan de queques y gaseosas, y no de brownies y bebidas isotónicas.)
4. Los que están en plena momificación. El clima histórico y político sitúa el comienzo del proceso en torno a los 60 años de vida. Son propensos los exmiristas y excomunistas, vulnerables los progresistas y en mayor riesgo los revolucionarios al tres y al cuatro. Los momificados refuerzan sus decisiones con declaraciones públicas que, en el fondo, intentan desmentir el proceso. Es probable que en la soledad de la urna, que opera como sarcófago, se les suelten algunas telas y voten distinto y para callado.
(Y verás como quieren en Chile al momio cuando es extranjero.)
5. Los de centroizquierda que anuncian en público que están por el Apruebo, en confianza y después de un par de pisco sours, cuentan la firme: Rechazo. Gente con dos almas: centro e izquierda. Si van a votar por la mañana, lo probable es Apruebo. Si es después de un almuerzo regado, de seguro Rechazo. Así es la centroizquierda. Todo depende de la hora histórica y de lo que hay para comer.
(La centroizquierda les teme a tres cosas: a la pobreza, a los camioneros y a la extrema izquierda.)
6. Los que votan por Chile. Oscar Wilde escribió: “Cuando alguien me dice que lo hace pensando en el país, me ocurren tres cosas: no le creo, me aburre y me voy”.
(No lo escribió, pero podría haberlo escrito.)
7. Los liberales de derecha. Conozco a una filósofa y a un historiador, ambos quieren reformar, pero no saben si Apruebo o Rechazo.
(En realidad saben, pero no se animan. Así son los intelectuales, cuando son liberales de derecha.)
8. Los integrantes del tronco radical. ¿Qué votaría Pedro Aguirre Cerda, si estuviera en este trance? Una cosa es segura: votaría lo contrario a Gabriel González Videla. Esa es la cuestión: Luis Bossay una cosa y Anselmo Sule otra. Jaime Campos una cosa y Ricardo Navarrete otra. Por eso la indecisión.
(Espérenme en el cielo si se van primero.)