Señor Director:

La propuesta de nueva Constitución, si gana el Apruebo, sin duda significará un período muchísimo más largo de incertidumbre que si gana el Rechazo, ya que ello implicará un cambio sustancial, entre otras materias, del Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial, de los derechos de propiedad y del Estado de Chile, el cual contará con al menos 11 nuevas naciones reconocidas dentro de él.

El mundo está viviendo un proceso inflacionario, al igual que Chile, que está lejos de terminar, lo que significará un período de altas tasas de interés.

La globalización, entendida hasta hoy como la integración de economías de todo el mundo, a través del comercio y de flujos financieros, está siendo sustituida por polos geográficos de actuación.

El crecimiento de Chile esperado para este año estará entre el 1% y el 2%, y entre -0,25% y el 0,75% en 2023.

Al unir el desalentador panorama mundial, el bajo crecimiento esperado para Chile, el cambio constitucional, las altas tasas de interés y de inflación, a nivel local y mundial, y un período largo de incertidumbre, el poner en tabla una reforma tributaria para elevar los impuestos es asestar el golpe de gracia a nuestro país.

La discusión que se ha visto en este periódico, y en otros foros, es si el tamaño de la carga tributaria está cinco o dos puntos por debajo de la OCDE, que ciertamente es importante, pero poco o nada se ha dicho del impacto que generará esta reforma tributaria en nuestro país ante las condiciones mencionadas.

Al menos pudiese haber una comparación con los países de la OCDE en términos de los usos de esta recaudación potencial, para que nosotros los contribuyentes podamos decir que el Gobierno gestiona nuestros recursos en forma similar a la de estos países.

No soy economista, pero no es necesario serlo para augurar que se aproximan tiempos muy difíciles para nuestro querido país.

Fernando Massú Taré