Señor Director:

La nueva presidenta del Partido Socialista de Chile, Paulina Vodanovic Rojas, es hija del exsenador Hernán Vodanovic Schnake, sobrino a su vez del exsenador Erich Schnake. Esto significa que es de familia socialista “histórica” y, por tanto, miembro de lo que se ha llamado la “clase política”.

Sin embargo, se pensó que por su juventud iba a representar un cambio en la forma de actuar en la política chilena. Por ello, muchos seguidores del quehacer político del país se han sorprendido por sus declaraciones sobre la posición de su partido frente al plebiscito de salida.

Ante la pregunta de si ella y sus camaradas iban a votar Apruebo, con la idea de reformar y modificar aquellas materias del borrador que, en opinión de muchos, no fueron bien acogidas en la propuesta de la Convención, su tajante respuesta fue: “los socialistas votarán apruebo sin vacilar”.

Los que tenemos algunos años en el ejercicio de analizar la política y los fenómenos sociales, verificamos que esta frase de la presidenta socialista tiene solera. Es un “remake” —una nueva versión— de una vieja y mala película que vivimos durante el gobierno de la Unidad Popular, titulada “Avanzar sin transar”. En ambos casos se deja de lado la capacidad de razonar, de discernir entre opciones, amparados en una supuesta posición intransable o de principios. Esto da la razón a políticos de altura, como el exsenador Mario Papi (Q.E.P.D.), para quien el mecanismo plebiscitario termina eliminando el carácter deliberativo de la democracia: “Si los problemas se reducen a un sí o no, resulta innecesaria la reflexión y se anula el debate”.

En este caso, dicho en criollo, se nos quiere reducir a “el sapo te lo tragas entero o estás con la Constitución de Pinochet”.

Patricio Cueto Román