Las reglas que obligan a los clubes a utilizar jugadores considerados “juveniles” una cierta cantidad de minutos en cada encuentro requieren ser minuciosamente evaluadas. Más que eso: deben ser reformuladas o definitivamente canceladas.
Ya es hora de tomar decisiones y enmendar rumbos.
Y no es que no se quiera lograr la promoción de elementos jóvenes venidos de las canteras. Simplemente es que, de acuerdo a la experiencia vivida, a lo que ha podido apreciarse, el diseño de la norma no solo ha tenido un efecto lejano al esperado, sino que, en algunos casos, ha sido hasta contraproducente.
La obligación de colocar jugadores menores de 21 años entrega la equívoca señal a los clubes de que ellos deben mantener a la fuerza a un grupo de futbolistas de esa edad en sus planteles para cumplir con la norma. Por ello, es un hecho que varios de ellos —aun no siendo considerados como alternativas permanentes— deben quedarse para jugar unos minutos cada cierto tiempo en lugar de, quizás, emigrar a otro club donde podrían actuar más y, por tanto, desarrollarse antes y mejor.
No es todo. La experiencia ha demostrado que la norma de los minutajes no ha tenido efecto real y contundente en la estructuración de los planteles del fútbol chileno. Salvo casos muy específicos y aislados, ningún equipo ha bajado sus presupuestos de contratación por tener jugadores jóvenes a los cuales echar mano. Y no estamos hablando acá de aquellos clubes con escasa potencia en el trabajo de sus divisiones menores y que, además, salen perjudicados en la competencia. No pues. U. Católica, Colo Colo, U. de Chile y Huachipato, por nombrar a cuatro instituciones que sí trabajan relativamente bien a ese nivel, exhiben a sus canteranos en las instancias que les impone la reglamentación, pero no por ello se nutren realmente de ellos.
En la UC, por ejemplo, hay hoy tres porteros a disposición del entrenador Ariel Holan (Dituro, Pérez y Peranic), ninguno de los cuales es fruto de su trabajo de inferiores. ¿No hay arqueros buenos y de proyección, acaso? ¿Bernedo no estaba para, al menos, apurar un poco a dos de ellos?
No es la única evidencia. En Colo Colo, Gustavo Quinteros sufre con la lesión de Emiliano Amor y clama por la llegada de un defensor, pese a que aparte de Maximiliano Falcón y Matías Zaldivia tiene a los jóvenes Bruno y Daniel Gutiérrez más Jeyson Rojas, quien en sus orígenes era central. O sea, hay alternativas para una emergencia (sabiendo que cuando Amor se recupere, volverá a la titularidad, sin duda).
Sí, es verdad. A los DT de la UC y de Colo Colo se les exige ganar, ser protagonistas y hasta tener dignas actuaciones a nivel internacional y por eso quieren reducir al máximo las posibilidades de error. Bien, puede que tengan razón y que sus exigencias excedan lo que las canteras generosamente les puedan entregar. Pero entonces que eso se transparente. Y que se termine la farsa de mostrar jugadores que terminan siendo solo muestras de vitrina y no alternativas reales.
Que jueguen los que deben jugar, sin exigencias de edad y se acabó.
Es la verdadera ley del fútbol.