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Cartas
Martes 28 de junio de 2022
Aborto, alteridad y ecología humana
Señor Director:
“El aborto es un derecho humano, que debe ser respetado porque nadie puede decidir por mí; el cuerpo es mío, y yo hago lo que quiero con él”. Claramente, lo que aquí se expresa es el ejercicio del derecho individual a decidir sobre algo que le pertenece: su cuerpo.
Hoy, ninguna persona honesta puede negar que hay vida en el embrión recién fecundado. En realidad, ese “algo” sobre lo que se decide es “alguien” que tiene un código genético individual; es otro ser humano, que no pertenece al cuerpo de la mujer, del mismo modo que un órgano. También esa vida podría decirnos “el cuerpo es mío”, y nadie puede decidir por mí. Entiendo que muchas personas privilegien las libertades individuales cuando defienden el aborto, ya que en ocasiones la vida engendrada no ha sido libremente decidida, y se presenta como un problema que hipoteca la vida digna de una madre embarazada. Pero el reconocimiento de la alteridad —la condición de ser otro, según la RAE— podría ser un aliciente para no pensar solo en el derecho individual de la mujer embarazada, sino también en el dato de la ciencia: el embrión es un ser humano distinto a la madre. De este modo, nace una nueva percepción vital, y no marcada solo por el yo, sino por el reconocimiento del “ser otro”. De alguna manera, se propicia el paso de una “ego-logía” hacia una “eco-logía”.
Mucho podría ayudar la educación sexual para hacer entender que una mujer embarazada lleva una vida independiente de ella. ¡Qué duro resulta el hecho de que eliminar una vida se haga solo bajo la lógica de “mis derechos”, pasando por alto el derecho a la vida de otro ser humano! ¡Cuán siniestra podría ser una sociedad si todos pensáramos de esa manera!
La creación de espacios sanos y seguros para las mujeres —tantas veces abusadas y desprotegidas—, la educación sin sesgos de la vida embrionaria, y el fortalecimiento de toda vida en la debilidad, sea antes de nacer, como también después, debieran ser claves para promover la cultura del respeto a la vida, la alteridad, y la ecología humana.
Gonzalo Bravo Álvarez
Profesor Facultad de Teología PUCV
Obispo de San Felipe de Aconcagua