Señor Director:

Intensa polémica se ha provocado en la élite respecto de si los expresidentes de la República debieran estar o no presentes en la ceremonia de entrega al Presidente Boric del texto de la nueva Constitución aprobada por la Convención. Algunos ilustrados miembros de la élite han llegado a decir que su ausencia significaría una afrenta al “espíritu republicano”.

Si se examina a fondo este argumento se podría preguntar, ¿por qué debieran estar presente junto a representantes de las instituciones del Estado personas que ya no lo son? En una república democrática, sus leyes establecen que las autoridades políticas representativas son transitorias y cuando dejan serlo pasan a ser ciudadanos sin títulos ni privilegios especiales ni permanentes.

Las autoridades republicanas, incluso presidentes o presidentas, no son investidas de títulos ni privilegios de por vida, como es propio del espíritu cortesano de las monarquías. La élite chilena parece seguir capturada por esa vieja “nostalgia aristocrática”, de sentirse con derechos adquiridos en la política, como también en los negocios y en el trato social.

Una República nada tiene que ver con aquello, es precisamente lo contrario a detentar privilegios. El ciudadano que recibe por mandato de su pueblo ocupar posiciones de poder, lo hace siempre con potestad delegada. Al dejar sus funciones, el derecho delegado se extingue y vuelve a ser un ciudadano del “Estado llano”, sin privilegios especiales. Sin perjuicio de que por su talento o experiencia política e institucional sea requerido en ocasiones por las autoridades republicanas a prestar consejos.

En el episodio de la presencia o no de los expresidentes y expresidenta en el próximo acto de presentación del proyecto constitucional es tan lamentable que se haya recurrido a la excusa del aforo para justificar la no presencia, como que se haya abierto una polémica invocando un supuesto “derecho” o “costumbre” ajena a la idea republicana de la democracia.

Pablo Portales
José Sanfuentes