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Cartas
Lunes 20 de junio de 2022
“¿Aprobar para rechazar?”
Señor Director:
Natalia Piergentili, presidenta del PPD, afirma en carta publicada en esta sección ayer que mi columna se refiere “de manera ofensiva a nuestra propuesta de Aprobar para Reformar”. Quiero aclararle, en primer lugar, a la señora Piergentili que escribí mi columna días antes de la declaración del partido que ella preside: por lo demás, la idea de “aprobar para reformar” ya estaba circulando en una parte del mundo de la centroizquierda mucho antes de la declaración del PPD. Mi columna no es una columna sobre la última declaración del PPD, quiero despejar eso en primer lugar. Si ella considera que la referencia que hago en mi columna sobre aquellos que —en el fondo de su conciencia— saben que el proyecto constitucional presentado es deficiente e incluso votarán en secreto Rechazo, y, sin embargo, se declaran públicamente a favor del Apruebo, es una referencia a la postura del PPD, solo puedo contestarle con el viejo refrán: “al que le quede el sayo, que se lo ponga”.
Pero lo que más llama la atención es que en la carta de la presidenta de uno de los partidos más importantes de nuestra centroizquierda abunden falacias como esta: el que estaríamos ante dos opciones en este plebiscito: una propuesta constitucional “redactada por un cuerpo democráticamente elegido” y, por otro lado, la “Constitución de los generales”. Maniqueísmo puro este de Natalia Piergentili: ha sido el mismo expresidente Ricardo Lagos (fundador del PPD) el que ya ha desmentido esa falacia, pues todos sabemos que la Constitución que hoy nos rige, y que lleva la firma de Lagos, sufrió muchos cambios y reformas a lo largo de los años. No sé si la presidenta del PPD ignora eso y no leyó la categórica aclaración de Lagos sobre este punto (lo que sería grave por ser presidenta de un partido tan importante) o está faltando a la verdad deliberadamente, sumándose a la propaganda de sectores de la izquierda más radical, cuyo argumento de fondo para defender la nueva Constitución propuesta es afirmar que, a pesar de todos sus defectos (algunos graves), es mejor que una Constitución diseñada en plena dictadura.
Casi todos coinciden hoy en Chile en que a pesar de que ya no es la misma “Constitución de los cuatro generales”, es necesario contar con un nuevo texto para estos nuevos tiempos. Pero esa ya es otra reflexión. En la misma afirmación falaz y con el mayor desplante, Natalia Piergentili afirma que el grupo del que actúo como vocero (me imagino que se refiere a “Amarillos por Chile”) estaría defendiendo esa “Constitución de los generales”. Nuevamente, uno se hace la pregunta de si la presidenta del PPD ha leído nuestras declaraciones públicas (desde nuestro manifiesto original hasta las sucesivas alertas amarillas) o simplemente miente. Nuestra postura es una y clara: estamos por una nueva Constitución y formamos parte de un importante mundo del Apruebo que quería esa nueva Constitución, pero se ha sentido defraudado por la deriva maximalista y refundacional de la Convención.
Lo que los chilenos votarán en el plebiscito no es si están a favor de volver a la Constitución vigente, sino si se rechaza o aprueba el nuevo texto constitucional propuesto. Jamás he dicho que de ganar el Rechazo deba seguir existiendo la Constitución del 80, es más, he saludado con entusiasmo la iniciativa de los senadores Rincón y Walker para quitarle todos los candados y cerrojos a esa Constitución. Engañar al pueblo chileno con caricaturas y afirmaciones sin base ni fundamento en la verdad y solo con afanes propagandísticos (a la vieja manera leninista), me parece que no corresponde a un partido con la historia del PPD, partido que nació justamente para renovar la izquierda democrática.
Tengo el máximo respeto y aprecio por la historia del PPD (cuyo primer Presidente fue Ricardo Lagos, a quien admiro como político y estadista) y me preocupa que el lenguaje y nivel de argumentación de quien hoy lo preside se acerque más a los de la izquierda radical y sus consignas que al del pensamiento socialdemócrata que debiera representar.
Cristián Warnken