El Mercurio.com - Blogs : Harina de otro costal
Cartas
Lunes 20 de junio de 2022
Harina de otro costal
Señor Director:
Una sala de la Corte de Apelaciones de Santiago ordenó a la Armada de Chile el retiro de la estatua de José Toribio Merino, instalada en el frontis de un museo, argumentando —entre otros aspectos— que “no resulta posible… por ser un hecho histórico, público y notorio, que fue precisamente en esa calidad que (el almirante Merino) participó y dirigió las fuerzas navales en contra del Gobierno de la época, legítimamente constituido…”. En esa frase está explícito el reproche axiológico a la acción ejecutada por las Fuerzas Armadas el 11 de septiembre de 1973.
Los jueces —de cada tiempo— tienen la misión de resolver conflictos actuales y específicos. Sus decisiones deben ser observadas y ejecutadas. Así opera el funcionamiento pacífico de la sociedad. Sin embargo, los magistrados, cuyas percepciones y tendencias varían con los tiempos, no tienen facultad para fijar verdades históricas.
Los historiadores de tiempos futuros seguramente tendrán en cuenta que no hay razón para atribuir primacía moral o intelectual a jueces de la hora actual, que no vivieron —al menos en edades maduras— los agravios que sufrió la mayoría de los chilenos durante el régimen de la minoría marxista que gobernó entre 1970 y 1973, por sobre las conclusiones de destacadísimos juristas que se pronunciaron respecto de lo que sí conocieron y vivieron en plenitud.
Podrán estudiar en calma y objetividad las razones que tuvo el Consejo General del Colegio de Abogados de Chile para expresar, en octubre de 1973, bajo firma de su presidente, el gran constitucionalista don Alejandro Silva Bascuñán, que “el derrocamiento del extinto Presidente Allende fue la culminación de un proceso que, tanto en su gestación como en su desarrollo, tanto en su crisis como en su drástico desenlace, debe ser cargado a la responsabilidad del propio gobierno depuesto”; que los miembros de las Fuerzas Armadas, “humanamente, no podían ver otra salida a la grave encrucijada histórica en que se encontraba el país”; y que “han concurrido, pues, a juicio del Colegio de Abogados, en el caso de Chile, todas las condiciones doctrinarias para estimar como legítima la rebelión armada que depuso al Gobierno anterior”.
Los jueces de hoy están facultados para dirimir, por supuesto, la cuestión actual y material acerca de qué habrá de hacerse en lo inmediato con la estatua que la Armada de Chile mantiene erigida en homenaje al almirante Merino. Eso no puede ser puesto en duda. La verdad histórica, sin embargo, es harina de otro costal. Nadie puede esgrimir la titularidad de la certeza definitiva.
Víctor Pérez Varela