Señor Director:

Resulta sumamente preocupante la decisión que ha tomado el Ministerio de Educación de adelantar y con ello prolongar las vacaciones de invierno de los escolares conociendo la grave situación en que se encuentran, producto del cierre prolongado de las escuelas.

El último informe de Unicef sobre la salud mental de los niños y adolescentes estima que al menos uno de cada siete adolescentes sufre un trastorno mental diagnosticado y en promedio uno de cada cinco jóvenes dice sentirse deprimido. Según la última encuesta CEP, el 82% considera que el impacto de la suspensión de clases fue negativo o muy negativo en la salud mental de los estudiantes, y 83% en los aprendizajes.

Ante la peor crisis educativa del siglo y los evidentes signos de daño en los niños, cerrar nuevamente los establecimientos escolares es sin duda una pésima decisión. Por una parte, no atiende a las necesidades urgentes de nuestros niños y adolescentes; por otra parte, es una decisión tomada desde Santiago, que no responde a las distintas realidades de los territorios. Existen otras fórmulas, como adelantar las vacaciones sin prolongarlas o programar las vacaciones de forma alternada para reducir los contagios sin tener que cerrar las escuelas. Una decisión tan extrema solo es razonable como última medida en aquellas comunas donde sea estrictamente necesario.

Es de esperar que el Ministerio rectifique su decisión, en beneficio del bienestar de nuestros niños y jóvenes.

Sylvia Eyzaguirre
Investigadora del Centro de Estudios Públicos