El asunto y lo que importa es la carpeta donde se guardará lo que hoy se vive, con Ecuador, el Mundial, el jurado y el dictamen.
¿Dónde quedará instalado el veredicto de los tres jueces de la FIFA, que frente al alegato de Chile desestimaron cada uno de los cargos y cerraron el caso? Se puede apelar, por supuesto.
¿En cuál carpeta del pensamiento colectivo y la cultura popular?
Son carpetas que se cultivan durante décadas y se aprenden entre generaciones, para que se forme la mentalidad nacional.
Una manera de creer, sentir y querer.
Lo que se enseña, transmite y cosecha.
¿Quedará en la que se titula “Injusticias cometidas contra el país”?
Es una alternativa.
No olvidemos que un fallo de esta naturaleza y que nos niega la razón, según Eduardo Carlezzo, el abogado brasileño, implica realizar un Mundial manchado. Así que sucio el Mundial de Qatar y los que están dentro, y Chile, en cambio, fuera del torneo, pero limpio. En lo moral, que es lo más importante. En la verdad. El oriundo de Sao Paulo agregó: “Si hay averiguación imparcial, la resolución solo puede favorecer a Chile”. No fue favorable, por lo tanto fue parcial e injusta.
El brasileño nos da de comer y la ANFP le da de comer al brasileño.
En esa carpeta ingresan los acontecimientos torcidos y las decisiones turbias que han perjudicado, tantas veces, las aspiraciones chilenas.
Pasó antes, está ocurriendo, seguirá sucediendo.
Es el pie de un árbitro gringo y guatón, que pisa al boxeador chileno.
Las manos negras en una carrera de largo aliento, que confunden al maratonista nacional.
Las incontables cosas raras en la Copa Libertadores, la Sudamericana y no digamos en las clasificatorias.
Penales que no se cobran, faltan exageradas, árbitros saqueros, sorteos chuecos, pelotas que no entraron y, además, la mala suerte que también juega.
Es el pito de un árbitro de país desconocido que cobra una mano que no fue penal. Es Lucien Bouchardeau que le dio el empate a Italia el 98. De Níger. ¿Para qué más? Es lo mismo de ahora y mire el tribunal: juez de Austria, otro de Ghana y el último de Bermudas. No me haga reír. Qué tribunal más fácil de influir y con menos cultura futbolística.
La carpeta, su título principal, es “Injusticias cometidas contra el país”, y en su interior, subcarpetas: “Nunca nos toca a nosotros”, “Nos tienen mala” o “Siempre nos pasa lo mismo”.
En el fondo de esa carpeta no existe nada parecido a la mentalidad optimista y ganadora, al contrario, es el microclima ideal para que florezca la mentalidad perdedora del país chico y acomplejado que nunca se aburre de contar el cuento de la historia cíclica y las injusticias recibidas, por tanto perjudicado, no reconocido y pasado a llevar. En vez de la sabiduría y distancia del país maduro, se encueva en la rabia y el rencor del país aniñado.
Todo este episodio judicial, entonces, formará parte del gran escritorio de la memoria nacional y compartida.
Siempre se puede elegir otra carpeta.