"Travesía travesti” pertenece a un tipo de cine radical, híper realista, de producción artesanal y baja resolución visual, que retrata zonas de la marginalidad social, generalmente fuera de la preocupación habitual de los medios o del mismo cine. Un cine no necesariamente punk, pero al menos punky, que en Chile fue abierto posiblemente por Iván Osnovikoff y Bettina Perut con “Un hombre aparte” (2001), pero que José Luis Sepúlveda llevó a su expresión más definitiva a partir de “El Pejesapo” (2007), que no era un documental propiamente tal pero que estaba cerca de serlo.
“Travesía travesti” sí es un documental, como buena parte de este cine. O al menos se plantea como tal. La cinta sigue a Anastasia María Benavente, líder de una compañía de travestis, de un “colectivo” que para el 18 de octubre de 2019 presentó la última función de “Travesía travesti” y ahora, dos años después, busca volver a retomar el montaje. El problema, parece ser, que su socia, mejor amiga y cómplice en esta aventura, la “Maraca”, no está interesada. Se pelearon. La Maraca se cabreó de que Anastasia se creyera la autora, directora y dueña de “Travesía travesti”. Ella se siente tan autora y tan valiosa como Anastasia. Después de todo son un colectivo sin jerarquías, transversal, y la obra –una especie de cabaret que está mutando constantemente– está basada en su vida, en sus dolores. Para la Maraca, Anastasia no tiene derecho a andar de directora, líder, cabrona o lo que sea que ella cree que es.
Todo esto no es tan lineal y simple como se resume aquí. La cinta, dirigida por Nicolás Videla, es un explícito popurrí de imágenes, voces, registros y texturas, donde la trama, que es delgada, se va revelando fraccionadamente. Más que contar “una historia” propiamente tal, el documental quiere dar cuenta de un ambiente, una moral, un espacio mental. Las voces de las travestis, aquí y allá, hablan de que quieren contar ellas sus historias, no ser “contadas” por otros. Sin embargo, el documental contiene pocas historias propiamente tales. De hecho, revela poco del pasado formal de Anastasia o de Maraca. O bien, da cuenta solo de lo que es importante para ellas: un padre ausente, quien fue su maestra en el transformismo, el momento en que se sintió bella, la temprana complicidad entre ambas. Quizá con eso basta: el documental configura retratos vívidos de Anastasia y Maraca, si bien otras integrantes de la compañía, como la misma Amnesia Letal (que también es el director de la cinta), quedan en una calidad mucho más borrosa.
La cinta es interesante también en su tras bambalinas, en cómo releva, sin tampoco hacer grandes faramallas, el enorme trabajo de preparaciones, maquillaje, vestimenta y artilugios que exige la transformación, a los que se suman las exigencias propias de una producción teatral. Bajo el abigarramiento de imágenes, colores y cueros plásticos, bajo las denuncias de maltrato, discriminación y marginación social, se revela también un amor auténtico por el canto, por el baile y por el drama; amor, entrenamiento y oficio. Sabrosa es, allí, la lucha de egos y vanidades. Las imágenes finales dan la impresión de que, en alguna medida, estas tensiones fueron fabricadas o quizá exageradas para la cinta, pero sostienen su peso narrativo, revelan verdades sobre el género humano y, por cierto, entretienen.
El documental contiene, por último, una mirada sobre el cuerpo de cierta densidad. Los cuerpos, expuestos por las ropas y las poses, se registran con sensualidad y dureza. No es raro: se maltratan también y, como es usual en este tipo de cine, en determinado momento se exponen pornográficamente, de manera especialmente cruda. El cuerpo se releva como material ineludible para la travesti, quizá la barrera última de su desacomodo.
Dicho esto, la cinta se muestra más convencional y débil en su mirada sobre el estallido social del año 2019. No contribuye a descifrar el momento histórico y parece incluirlo nada más que para llevar agua a su molino. En ese sentido, se suma a la larga romería de grupos, intelectuales, columnistas, convencionales y políticos que otorgan al estallido el sentido que mejor se ajusta a su propia agenda.
“Travesía travesti”
Documental de Nicolás Videla.
Chile, 2022
96 minutos.
En cines.