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Editorial
Sábado 11 de junio de 2022
Chile y Canadá, ¿comparables?
Con ejemplos como el TPP11, las diferencias parecen estar más bien aumentando.
La visita del Presidente Boric al jefe de gobierno de Canadá, Justin Trudeau, ha permitido visibilizar más nítidamente a ese país, con el cual a menudo se hacen comparaciones desde Chile. Desde luego, existen algunos problemas similares, pero también deben anotarse grandes diferencias históricas y de desarrollo. Las soluciones canadienses a muchas dificultades que también se viven aquí no son fácilmente adaptables.
Hay, por cierto, una similitud geográfica, aunque sea poco aparente al mirar un mapa. Más del 80 por ciento de la población canadiense vive en una angosta franja de 150 kilómetros de ancho desde la frontera con Estados Unidos. El resto del territorio está prácticamente vacío, aunque su extensión es inmensa, llegando a 10 millones de kilómetros cuadrados, con una población que aún no alcanza los 40 millones. Viven en Canadá cerca de 600 etnias oficialmente reconocidas, que se denominan Primeras Naciones, pero además existen otros grupos indígenas reconocidos oficialmente, como los Inuit del norte —antes llamados esquimales— y los Métis o mestizos, que descienden de las primeras naciones y de europeos, principalmente franceses.
La difícil relación con los pueblos originarios es uno de los problemas que guardan algunas semejanzas con Chile. En 1982 se aprobó la ley constitucional, que pasó a ser parte de la Constitución canadiense, y que otorgó derechos a los pueblos aborígenes. Con ella se establecieron por primera vez mecanismos de reforma constitucional independientes del parlamento británico. Sin embargo, el gobierno sigue siendo una monarquía constitucional, bajo la reina Isabel II, y opera como un parlamentarismo en un sistema federal. La provincia de Quebec, de habla francesa, nunca ha aprobado esa ley constitucional, pese a lo cual se mantiene en vigencia.
Pero la principal diferencia con Chile está en que, pese a las fuertes tensiones vividas a raíz de los casos de abusos con niños de origen indígena en instituciones de educación, jamás ha habido violencia política. La policía está bien dotada y capacitada para impedir cualquier brote. Muchas disputas se han arreglado reparando con dinero, y no con tierras, los abusos del pasado. Consciente de los problemas que acarrearía, Canadá no ha firmado el Convenio 169 de la OIT, que Chile no solo ha aceptado, sino que intenta llegar aún más lejos con la propuesta constitucional.
En 1996 se firmó entre los dos países un primer acuerdo comercial, que marcó un hito. En 2019, habiendo ya conseguido cuadruplicar el comercio y tras haber convertido a Chile en el principal destino de las inversiones canadienses en América Latina, se firmó una modernización que debe impulsar aún más las estrechas relaciones comerciales. Pero en la actualidad es el TPP11 el principal tratado de participación de ambos países, aunque Chile aún no lo ha ratificado y se mantiene al margen. Canadá lo ratificó prontamente en 2018.
En definitiva, si bien existen similitudes, son muy grandes las diferencias y, a la luz de lo sucedido con el TPP11 y la actitud de nuestras actuales autoridades hacia este, ellas parecen estar aumentando en lugar de disminuir. Cabe esperar que el Presidente Boric haya establecido una buena relación personal con Trudeau, que permita continuar un proceso de acercamiento, pues Canadá es un país que se ha conducido con incuestionables aciertos y podría orientar a muchos políticos chilenos.