Es posible que los antecedentes que presentó el abogado brasileño Eduardo Carlezzo, en la reclamación de la Federación Chilena de Fútbol en contra de su par de Ecuador, por la no elegibilidad del lateral Byron Castillo, sean precisos y contundentes. El punto es que esos argumentos chocaban con un dato de la realidad. La FIFA no tiene cómo y carece de las competencias suficientes para cuestionar la documentación oficial de un Estado. Aún no conocemos los considerandos del fallo, pero es claro que los papeles del ahora jugador del León de México no son cuestionables para Zúrich.
A partir de ese factor costaba, más allá de la ilusión, pensar que la selección que dirige Gustavo Alfaro, clasificada en la cancha con plena justicia, fuera marginada de la Copa del Mundo. Más aún si el querellante se ubicó en el séptimo lugar de las eliminatorias de la Conmebol. Chile estaba en su derecho y en la obligación, de acuerdo a los estatutos que rigen al fútbol local, de pelear en los escritorios lo que no obtuvo en el campo. El problema es que planteó un proceso mediático, lejano a las normas de la sobriedad que se acostumbran en estas circunstancias, y ahora tiene que volver a sentarse a la mesa, con la mirada de todos los socios sudamericanos, que solidarizarán con Francisco Egas, el presidente de la Federación Ecuatoriana.
Pablo Milad, el timonel de la ANFP, y Carlezzo dijeron que apelarán a la resolución. Una medida voluntarista, que a esta altura suena a despropósito. El Mundial es en noviembre y para la FIFA es un tema cerrado. La insistencia acrecentará nuestra soledad y generará una sangría económica que el fútbol chileno no está en condiciones de soportar.
Milad jugó una de sus últimas cartas para la reelección y no tuvo suerte. Si le iba bien, todos festejábamos, pero la apuesta salió mal y como suele ocurrir, la derrota tendrá un solo dueño. Ayer asistimos a un hecho político que marcará los comicios de fin de año. El curicano afronta un escenario espeso. El no pago de la cuota de la venta del CDF a Deportes Antofagasta quiebra su base de sustentación. Jorge Sánchez, propietario de los nortinos, y su socio, Felipe Muñoz, dueño de Rangers de Talca, lo apuntalaron y con el impresentable incumplimiento, que ya se encuentra en los tribunales ordinarios, su candidatura pierde a sus mentores.
El ejercicio de la actual administración luce además el escándalo arbitral, por la intervención del VAR en el partido de vuelta de la promoción de 2021, entre Huachipato y Deportes Copiapó. Un hecho único en el mundo, agravado por el desempeño de Javier Castrilli, quien llegó como la gran solución de Milad para enderezar al referato. Un fiasco.
Serán días intensos. Los clubes comenzarán a hacer preguntas. Por ejemplo, cuánto costó el trabajo de Carlezzo o también los honorarios y el papel del director de selecciones nacionales, Francis Cagigao. ¿Se justifica su presencia? El fútbol está en falta ante la Tesorería General de la República, luego de la multa del Tribunal de la Libre Competencia; tiene abierto el juicio con Nike y espera la definición del árbitro ante la demanda de TNT Sports.
Con ese panorama, repostularse es complejo.