Señor Director:

¿Por qué para el borrador constitucional, siendo el idioma español tan rico en conceptos que implican certezas y realidades, se eligieron, específicamente, términos, tiempos verbales y palabras que dejan tantas interpretaciones y posibilidades abiertas o sujetas al impredecible criterio de los legisladores futuros? El tema es central. Me parece casi de irresponsabilidad fiscal no advertirlo, ya que son demasiadas las actividades e inversiones que sustentan el necesario desarrollo y crecimiento económico del país, indispensable para tanto derecho prometido y es evidente que muchas de ellas están a la espera de una redacción con más modos imperativos que tiempos subjuntivos y futuros condicionales.

Fernando Marín Cruchaga