Le concedo el punto a Cagigao. Logró imponer su criterio para que la selección chilena adulta viajara a cargo de un entrenador titular y permanente a la gira por Asia —debutaba con Corea esta madrugada—, pese a la opinión del presidente de la ANFP y de la mayoría del consejo, que se inclinaba por tener a un interino hasta fin de año. No solo debió torcerles la mano, sino acelerar el proceso para sentar a Berizzo en la banca y tener una lista avanzada para jugar estos compromisos.
Sobre las nóminas seguirán las polémicas. Aunque en los gustos siempre habrá diferencias y las suspicacias abundarán mientras no exista claridad sobre los representantes y su rol en el fútbol chileno, nombres no hay demasiados como para levantar una crítica feroz. Y aunque en la lista inicial hubo exceso de confianza para llamar a varios que declinarían la invitación, las correcciones que hizo Berizzo no solo son razonables, sino que evidencian la mano técnica que está a cargo. El rosarino, por ejemplo, juega con laterales, y lo hizo saber de inmediato. Si quedaba alguna duda sobre quien llevará el timón, la despejó pronto.
No es demasiado lo que se puede pedir en estos partidos, no solo porque son el inicio de un camino que se supone largo (y decimos que se supone porque la FIFA podría dar una sorpresa el próximo viernes), sino porque será difícil ver un cambio fundamental en tan pocos días. Es de toda lógica que la generación dorada vaya haciendo un lento mutis por el foro, pero ya aprendimos dolorosamente en el proceso de Rueda —que también se inició en Corea— que los cambios ni se apresuran ni se fuerzan, pero tampoco vale ensayar eternamente para llegar a la siguiente cita sin alternativas claras.
Berizzo no puede estar solo en esa tarea. Y la dupla de Ormazábal y Mirosevic tiene que asumir un rol protagónico que en esta pasada no se vio. Por el contrario: estuvieron siempre subordinados a los vaivenes de Cagigao primero y Berizzo después. Quedaron al frente momentáneamente, no hablaron ni explicaron y cuando los marginaron del proceso siguieron la misma vía. Demasiado funcionarios y poco afán de liderazgo de quienes están obligados a empujar a una generación que tiene muchos hándicaps como para ser meros observadores. Si van a estar en la primera línea del proceso o no dependerá de ellos, pero esta pasada inaugural los dejó en un discreto y triste papel, lo que obviamente no es la idea.
Finalmente, y como suele ocurrir con esta generación, hay que separar las declaraciones apasionadas de la verdad final. Solo Gary Medel se subió en la primera estación, ratificando un compromiso que aparentemente todos suscribían y pocos asumieron. Están, obviamente, en su derecho, pero habría sido lindo que explicaran las razones, que supongo atendibles. Ya son dos procesos fallidos donde vivimos de glorias pasadas y de lacónicos y herméticos mensajes en redes sociales. Ya es hora de madurar, para que el legado sea valedero.
*Para los de mi generación o mayores, BTS es el fenómeno musical coreano más relevante de la historia. Algo así como si Marcianeke, Jonah Xiao, Pailita y Kidd Tetoon formaran un grupo de pop.