Pablo Milad contrató al argentino Javier Castrilli para dirigir la Comisión de Arbitraje, y después de meses, el llamado “sheriff” definió su propósito: depurar y purificar, que en realidad significan lo mismo, pero es para subrayar lo alto del encargo. En consecuencia, despidió a 14 árbitros.
No eran los 14 de la Fama, esos españoles que se batieron con Lautaro en las cercanías del fuerte Purén, según los siguientes números: 14 españoles y 400 yanaconas, de donde sobrevivieron 8 españoles y casi ningún yanacona. Loor para los yanaconas, que se quedaron injustamente sin calle, pero así se escribe la historia, y 14 de la Fama está por Conchalí.
El Sindicato de Árbitros, ante el despido masivo e inclemente, amenazó con un paro total.
Estaban en eso cuando en la radio ADN se divulgó un audio que espantó a la familia del fútbol: una conversación entre hombres de negro, con Francisco Gilabert en confianza, donde despuntaba la teoría de la conspiración, según órdenes de Santiago.
La ANFP, seguramente, pensó en “Presuntos implicados”, un conjunto español, y para exhibir imparcialidad despidió a dos miembros de la Comisión de Arbitraje: Osvaldo Talamilla y Braulio Arenas. Y cómo no recordar un apellido inventado, donde a otro Braulio Arenas, el poeta y fundador del grupo surrealista La Mandrágora, por lo bajo y por lo alto, la verdad, le decían Braulio Apenas. Y Castrilli, como la Comisión eran los dos echados más él, corrió la misma suerte.
Digamos que la ANFP, la presurosa, reintegró a los 14 sin dilación ni demora. Y así es como se levantó el temido paro.
El Tribunal de Disciplina, a las semanas, descubrió que la conspiración era pura teoría, invento y alharaca, así que repartió castigos: 40 partidos sin dirigir para Felipe Jerez; 30 para Cristián Droguett y para Mario Vargas, el Quality Manager del VAR, o lo que eso signifique en español, de seguro harto menos. Gilabert, entre paréntesis, salió jugando.
Javier Castrilli probablemente ya se marchó del país, diciendo que se lleva a Chile en el corazón, que es lo que manifiestan los cantantes españoles cuando cantan y se van. Talamilla y Arenas deben seguir por acá.
Después del fallo del Tribunal, queda claro que la ANFP los echó sin motivos y por injusticia divina. Por supuesto que ya es tarde.
Con los 14 de la fama no ha sucedido nada especial y siguen en lo suyo: arbitrando las ligas locales.
Excepto con dos, que fueron protagonistas de nominaciones extraordinarias, lo que demuestra que se había cometido otra injusticia divina.
La FIFA eligió a 169 árbitros para Qatar y el único chileno fue Julio Bascuñán, uno de los echados, ahora con destino al VAR del Mundial, quizás Quality Manager de Camerún-Serbia o Corea del Sur-Ghana.
El otro fue Piero Maza, la Conmebol y la UEFA lo designaron árbitro de la Copa Euroamericana, donde Argentina superó a Italia. Se jugó en Wembley y es probable que Castrilli, el purificador, lo haya visto por TV.