El fútbol, como la vida, se esmera por crear momentos mágicos, inesperados, sorpresivos. Llenos de simbolismo.
El sábado, mientras Christiane Endler levantaba la Champions, su mentor, Marco Cornez, dejaba este mundo.
La capitana de la selección chilena no solo coronaba su mejor temporada, sino que también consolidaba una carrera brillantísima. Endler sumó así a su impresionante colección de títulos el más importante de Europa. Ya fue campeona en Chile y en Francia, jugó en los competitivos torneos de Inglaterra, España y la liga universitaria de Estados Unidos, representó a Chile en dos mundiales y en los Juegos Olímpicos y ganó la única Copa Libertadores femenina para nuestro país defendiendo a Colo Colo. Además, después de estar varios años en las ternas, fue elegida en 2022 como la mejor portera del mundo por la FIFA, lo que la entroniza en el olimpo del fútbol chileno.
Pero su importancia no se limita solo a la cancha. Su influencia resultó evidente en el avance de la paridad de género en Chile, y su matrimonio con Sofía Orozco fue fundamental para la lucha por los derechos igualitarios en nuestro país. En ese sentido, la voz de la jugadora se escuchó más alta y oportuna que la de muchos de nuestros futbolistas, que eluden las definiciones políticas y se manifiestan solo en crípticos mensajes a través de las redes sociales.
“Cambió mi vida. Fue mi primer entrenador y quien me hizo ser portera. Espero que se sienta muy orgulloso. Besos al cielo”, dijo Christiane mientras alzaba el trofeo más importante de su vida. El homenaje a Marco Antonio Cornez llegó bañado en emoción, en un pliegue inesperado del destino.
Cornez fue un arquero de estilo. Joven integrante de la selección mundialista de 1982, fue suplente de Mario Osbén y luego de Roberto Rojas, dos de los más grandes exponentes del puesto en nuestra historia. Pieza clave y experimentada en los títulos de la UC en 1984 y 1987, portero del notable Palestino de 1986 —que perdió una final ante Colo Colo— dejó huella en las instituciones que defendió, como jugador o entrenador. Plástico y resuelto, supo transmitir confianza, pero sobre todo energía y personalidad desde el arco.
Su mejor legado será el amor por el juego, expresado en tantas charlas y lecciones. Como aquella que convirtió a Christiane Endler en lo que es, una sucesora excepcional, que superó al maestro, a las expectativas y a las barreras que suelen hacer el camino de las mujeres chilenas siempre más difícil en el plano internacional.
Un sábado que nos llenó de orgullo y de nostalgia. Por la alumna distinguida y su maestro que partió. Pero que nos recuerda, sobre todo, el tesoro de la enseñanza, el respeto al que sabe, el valor de aprender.