Señor Director:

En carta de este sábado, Patricio Mackenna Salas, en respuesta a dos dirigentes mujeres de la UC que el día anterior preguntaban, en esta sección, cuándo la UC elegirá a una rectora, tal como acaba de suceder en la Universidad de Chile, afirma que ello ocurrirá “obviamente cuando alguna postulante mujer sea más votada que sus oponentes masculinos”. Esta obviedad, valga la redundancia, no es tan obvia.

La presencia tan disminuida de mujeres como candidatas a y en puestos de alta dirección no se explica porque sean menos votadas que los hombres, sino, más bien, por un conjunto de barreras no explícitas ni escritas. Estas barreras, que al igual que un vidrio transparente no se ven, pero impiden el paso, fueron denominadas por Marilyn Loden “techo de cristal”. Los estereotipos de género, las visiones sexistas de los roles de hombres y mujeres y la visión machista del liderazgo son ejemplos de estas barreras invisibles. Factores como estos contribuyen a que no sea fácil ni obvio que las mujeres se vean y sean vistas como personas igual de aptas que los hombres para ocupar posiciones de liderazgo.

Identificar y romper las barreras invisibles que conforman el techo de cristal es el gran desafío que todos tenemos para evitar la discriminación, muchas veces inintencionada, que existe hacia la mujer en su ascenso en la pirámide organizacional.

A medida que el techo de cristal sea roto, aumentará la probabilidad de que en la UC y en todas las organizaciones, una persona sea electa para la alta dirección por sus méritos, independientemente de su género, como ya ha ocurrido con las académicas Marisol Durán Santis, en la UTEM, y Rosa Devés Alessandri, en la Universidad de Chile.

Claudio Ibáñez S.
Psicólogo
Director Instituto Chileno de Psicología Positiva