Universidad Católica anunció oficialmente el regreso de Ariel Holan a la banca cruzada y no hubo opiniones divididas entre los hinchas (al menos, esa es la percepción y la temperatura que indican las redes sociales). Y es obvio que así sea: el DT argentino no solo fue un triunfador el año que alcanzó a dirigir a la Católica (fue campeón en el torneo 2020), sino que, a diferencia de otros colegas que hicieron lo mismo —con énfasis en el caso de Beñat San José—, logró darle al equipo un sello parecido al famoso “paladar cruzado”, por lo que su retorno es una buena noticia para los seguidores del equipo universitario.
Holan, sin duda, dejó huella en su paso por Chile, porque logró excelencia en varios partidos y, en otros, pudo sacar a relucir capacidad de lucha en sus jugadores, valores que, sin duda, la UC ha extraviado en varios momentos de la actual temporada.
Sin duda, Cruzados, a diferencia de lo que aconteció en los últimos años, está apostando casi sobre seguro con el retorno del exentrenador de hockey césped.
No obstante ello, cabe hacerse dos preguntas importantes tras este reencuentro entre la UC y Holan.
La primera es si existe hoy en la Católica el plantel que requiere el DT para que el equipo refleje en la cancha su ideario.
Y sí, parece que se puede afirmar que, en general, Holan se encontrará con un grupo que tiene el potencial para subir rápidamente el nivel y ponerse en ruta por pelear el torneo local a la manera que le gusta a su nuevo DT.
Cierto. Puede ser que haya jugadores que cuando Holan estuvo comandando el equipo eran trascendentes y hoy no lo son tanto, o que el entrenador derechamente necesite hacer algunas reformulaciones técnico-estratégicas (no parece posible que juegue sin un volante central defensivo y recuperador), pero dispondrá de excelentes variantes en las puntas (tema muy importante para el DT argentino) y jugadores comprometidos con la idea del juego directo.
Bien en eso.
La segunda pregunta a responderse es si este reencuentro se trata, en verdad, del reinicio de un proceso abortado. Y, de serlo, si las partes —club y DT— establecieron un campo común de principios.
No está de más saberlo.
Y es que, pese a que nunca se transparentó, pareció ser un hecho que Holan en su momento no continuó siendo el DT de la Católica por una diferencia conceptual con el club, que fue la de querer competir a nivel internacional, lo que implicaba la potenciación valórica del plantel (algo en que Cruzados no está de acuerdo).
Si fuera así, si efectivamente en esta ocasión los objetivos se han aunado —lo que ciertamente supone acuerdos y no imposiciones—, el retorno de Ariel Holan es una noticia trascendente y esperanzadora.
Más que un reencuentro originado por una emergencia, sería el avance de un ideario.
Hay que verlo…