Señor Director:

Hace algunos años, la administración del Club Deportivo Universidad Católica decidió poner personas con unos paraguas para evitar que los escupos de nuestra hinchada llegaran a los jugadores visitantes en el transcurso de un partido. Pudimos haber enfrentado la violencia cuando era solo un escupo, pero todos preferimos seguir disfrutando del espectáculo, a costas del paraguas y las personas que los sostenían.

Hoy nos sorprendemos al ser testigos de niveles de violencia sin precedentes en nuestro estadio. Mirando hacia atrás, veo paraguas en tantos lugares de nuestro Chile, en el narcotráfico, en las escuelas y colegios, en La Araucanía y podría seguir con una larga lista.

Pudimos haber enfrentado la violencia en estado embrionario. Hoy nos sorprendemos al ser testigos de niveles de violencia sin precedentes en nuestra sociedad.

Fernando Calvo Sánchez