El fútbol siempre ofrece respuestas en la cancha. El problema es saber buscarlas. Y en el partido entre Universidad Católica y Colo Colo jugado en San Carlos, y que terminó con repartición de puntos (1-1), quedaron escondidas tras la bruma formada por aspectos externos.
Poco se ha hablado de lo que pasó en la cancha. Más aún: por qué terminó como terminó.
En lo general, y casi como un clisé, la mayoría de los analistas han señalado que el empate fue justo “porque hubo un tiempo para cada uno. El primero para la UC y el segundo para Colo Colo”.
Y la verdad es que si bien es bastante básico y poco certero señalar que por el hecho de que uno se vea mejor en un período y el otro en el que sigue debe haber justicia en un empate (hay factores esenciales que considerar como dónde se estableció el mejor juego y qué produjo), en este caso puede decirse que hubo una similar repartición de fuerzas futbolísticas que pueden explicar o justificar el empate final.
¿Por qué la Católica fue mejor que Colo Colo en el primer tiempo?
Porque los cruzados supieron establecer en la cancha lo que la formación diseñada por el DT Rodrigo Valenzuela quería. Vamos viendo. Al ubicar a Fuenzalida y Cuevas como extremos adelantados, estaba claro que la pretensión cruzada era ir a la lucha frontal como los laterales albos. Y eso le resultó perfecto en el primer tiempo porque no solo generó la jugada del penal que le dio a la UC la ventaja (Cuevas obligó al doble error de Opazo), sino que, además, Fuenzalida no permitió que Gabriel Suazo pudiese conectarse con Solari.
No es todo. Al construir un mediocampo de buen pie que agregó a un suelto Orellana, Colo Colo quedó en duda sobre las marcas. No había en la UC un volante central al cual ahogar en la salida y por eso es que fue muy deslucido y poco efectivo el juego de Pavez y Fuentes.
La Católica, en ese primer tiempo, superó la estrategia alba.
¿Por qué cambió en la segunda fracción?
Varias cosas pasaron. Primero la lesión, antes de que acabara el primer tiempo, del zaguero Branco Ampuero que obligó al traslado de Alfonso Parot como zaguero central y de Cuevas como lateral izquierdo, lo que detuvo a Opazo.
Después vino lo otro: el reordenamiento táctico que fue construyendo Colo Colo: salió un atacante-pivot (Santos) y entró un alero rápido (Zavala), lo que dejó más suelto a Bolados; luego (y fue esto un factor esencial) apareció un claro Villanueva, cuya inclusión por Fuentes dejó unos metros más atrás a Gil (que es donde se siente mejor) y, finalmente, en una movida ultrarriesgosa, hizo entrar un cuarto delantero (Oroz) por el único volante central defensivo que le quedaba (Pavez).
La UC no pudo resolver ese puzzle y como además Fuenzalida ya no tuvo el fuelle para contener a Suazo, la ecuación fue feliz para Colo Colo, porque no solo terminó empatando, sino que además obligó a la UC a replegarse.
Empate 1-1. Justo. Un tiempo para cada uno. Los dos jugaron bien y mal.