Ha surgido un nuevo debate en torno al proceso constitucional, me refiero que ante el triunfo de la opción Apruebo el 4 de septiembre de este año, ¿cuál sería la Constitución a reemplazar?
El Presidente Boric habla de la Constitución de los “4 generales”, en estricto rigor de 3 generales y 1 almirante; otros hablan de la Constitución de Pinochet y Jaime Guzmán, y otros hablan de la Constitución del Presidente Lagos y de sus ministros.
Dado lo anterior, es preciso observar qué es lo que se pudo y no se pudo reformar el 2005. Partamos por el objetivo original de la Constitución de 1980 sostenido por su creador, Jaime Guzmán, el año 1979. Cito: “Si llegan a gobernar nuestros adversarios, se vean constreñidos a seguir una acción no tan distinta a la que uno mismo anhelaría, porque el margen de alternativas que la cancha imponga de hecho a quien juegue en ella, sea lo suficientemente reducido para hacer extremadamente difícil lo contrario” (Jaime Guzmán: revista realidad n°7, pág. 19, 1979).
Ahí está el objetivo estratégico de la dictadura civil militar. Para lograr materializar en la realidad el objetivo mencionado, Guzmán creó cuatro “cerrojos” y una tutela militar sobre esos cerrojos.
El primer cerrojo, los senadores designados para alterar la representación ciudadana electoral en esa Cámara de tal manera que a los 26 senadores elegidos por voto popular y en un sistema binominal se le agregaran 9 senadores designados: dos por el Presidente de la República, un exministro de Estado y un rector de universidad reconocida por el Estado; 3 por la Corte Suprema, dos provenientes de esa institución más un ex contralor general de la República y, finalmente, 3 ex comandantes en jefe provenientes de las instituciones de la defensa nacional y 1 ex general director de Carabineros de Chile, nominados por el Consejo de Seguridad Nacional.
El segundo cerrojo para alterar la voluntad popular fue el sistema binominal: se eligen dos parlamentarios en cada distrito y circunscripción y la lista mayoritaria para obtener sus dos parlamentarios electos tenía que doblar en votos a la lista que llegará en segundo lugar, en palabras sencillas, dos tercios menos un voto elegía un parlamentario y un tercio más un voto elegía el otro parlamentario.
El tercer cerrojo era y siguen siendo los altísimos quorum, dos tercios, para reformar los aspectos fundamentales de la Constitución del 80, y el cuarto y último cerrojo, por si todo lo anterior no bastara, el Tribunal Constitucional, transformado en los hechos en una tercera cámara y en cuya composición prevalecía una orientación conservadora. Hasta aquí el corazón de la Constitución de Pinochet y Guzmán.
En estas materias descritas y antes del 2005 solo se reformó parcialmente la integración del Senado, a raíz de las reformas de 1989 a su vez derivadas de la derrota de Guzmán y Pinochet en octubre de 1988, y consistió dicha reforma en ampliar el número de senadores electos de 26 a 38, manteniendo eso sí los senadores designados.
Además, en la propuesta original de Guzmán, las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile se constituían en garantes de este diseño constitucional, para lo cual existían dos disposiciones relevantes referidas a estas instituciones. La primera fue la inamovilidad de los comandantes en jefe y del director de Carabineros durante su mando de 4 años de extensión; es decir, la primera autoridad de la República, el Presidente, no podía exigirles la renuncia, salvo que contara con la anuencia del Consejo de Seguridad Nacional, donde estaba sentado el potencial exonerado y sus pares de las otras instituciones. Para graficar esta situación, les recuerdo, estimados lectores, la situación que se produjo durante el mandato del Presidente Frei Ruiz-Tagle, que le solicitó la renuncia al general de Carabineros de la época y este aún dentro de La Moneda, concluida dicha reunión, le manifestó a los medios: “Yo no renuncio”.
Así llegamos al gobierno del Presidente Lagos quien se propuso reformar la Constitución del 80 en todo lo posible en perspectiva democratizadora y considerando la correlación de fuerzas que emanaba de la propia constitución.
Finalmente, después de varios años de negociación, se llegó al acuerdo con la derecha de la eliminación de los senadores designados y vitalicios a partir del 11 de marzo del 2006, es decir, solo se pudo eliminar el primer cerrojo, así como esta reforma permitió que el Presidente de la República pudiera llamar a retiro a los comandantes en jefe y /o al general director de Carabineros a través de un decreto fundado e informando, no consultando, al Congreso Nacional.
Asimismo, cambió el carácter del Consejo de Seguridad Nacional hacia un organismo asesor del Presidente de la República y que solo podía ser convocado por la máxima autoridad nacional. De tal manera que el Presidente Lagos logró estas dos transformaciones sustantivas y planteó en su discurso, del 17 de septiembre de 2005, que habíamos avanzado hacia una Constitución más democrática que llevaba su firma. Sin embargo, fue la propia derecha la que le quitó el significado fundacional en palabras del entonces senador Andrés Chadwick, quien encabezó junto al entonces senador Espina la representación de la derecha en aquellas largas negociaciones ¿Y que dijo el senador Chadwick frente al discurso del Presidente Lagos? Cito: “Por muy importantes que hayan sido las reformas, que hemos compartido y consensuado, sigue siendo la Constitución de 1980, se mantienen las instituciones fundamentales, tal como salió de su matriz. Para que haya una Nueva Constitución se requiere de un proceso constituyente originario, no de un proceso de reforma” (El Mercurio, 21 de septiembre de 2005).
Es la propia derecha a través de las palabras de este senador la que definió hace 17 años a qué Constitución reemplazará la nueva Constitución, de ser aprobada en septiembre de este año.