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Cartas
Miércoles 20 de abril de 2022
Cámara de las Regiones
Señor Director:
En su carta de ayer, Jorge Correa dice que si bien la descentralización y el presidencialismo atenuado son importantes, no ve razones para suprimir el Senado. Se pregunta también por qué se le asignan a la Cámara de las Regiones algunas facultades y otras no.
La eliminación del Senado responde a una generalizada mala evaluación del sistema actual. Forma parte de un sistema bicameral espejo que le permite intervenir en todo el proceso legislativo, lo que impide que sea una real voz de las regiones (además, muchos senadores son en realidad políticos santiaguinos). En términos de la eficiencia legislativa, no es conducente que todo se discuta dos veces. La idea de que en el Senado existe una mayor madurez y reflexividad no se puede generalizar; y, naturalmente, muchos de los actuales senadores podrán formar parte de la Cámara de Diputadas y Diputados.
Si no es voz de las regiones no tiene sentido, y atenta contra la idea democrática de un ciudadano un voto el que más de siete millones de personas elijan cinco senadores en la Región Metropolitana y una región de 100 mil habitantes elija dos.
La naturaleza del Estado Regional requiere una Cámara de las Regiones realmente inserta en la región, por lo cual sus integrantes forman parte de la Asamblea Regional. Sus atribuciones están siendo todavía discutidas. Ellas deberían ser principalmente de dos tipos: las de relevancia regional y las correspondientes a la estructura institucional del Estado.
No todas las autonomías españolas son de larga data, como afirma Correa. Pero lo más relevante para nuestro caso es que con la dictadura franquista las distintas regiones estaban aplastadas por el Estado central; la nueva Constitución las ha hecho florecer y con ello a toda España. Esa es una promesa del nuevo sistema político.
Por otra parte, transigir es inherente al régimen democrático; las transacciones son necesarias en nuestro proceso como lo fue en el español: tanto los partidarios de autonomías fuertes como sus adversarios tuvieron que ceder; más aún, para viabilizar la aprobación de la Constitución fue inevitable incluir normas ambiguas que hoy explican los actuales conflictos.
Eugenio Rivera Urrutia
Fundación Chile 21 y Casa Común