Señor Director:

Creo que no se ha medido en toda su profundidad el efecto del mal uso de las redes sociales en nuestras vidas, en especial en la política. Medias verdades, falsedades y mentiras no verificadas, ni siquiera puestas en duda, se reflejan, lamentablemente, en algunos episodios protagonizados por autoridades de gobierno, notoriamente por la ministra del Interior.

Algo parecido, sin embargo, ha ocurrido en las filas de la actual oposición. No se explica de otro modo la dispersión de votos en el tema del quinto retiro, cuando algunos diputados sostenían que todo el país los estaba escuchando. Lo que ciertamente supo gran parte de los electores tan vehementemente invocados fueron versiones de redes sociales, cargadas de desinformación y prejuicios.

El sistema no se puede cambiar. Pero sí los chilenos debemos aprender a poner en duda las informaciones que nos llegan por el celular o la tablet. Toda información, en especial las que consideramos importantes, debe ser siempre chequeada, sabiendo que además de las fuentes en las cuales podemos confiar hay muchas que no lo son.

Tal vez recuperaríamos el sano ejercicio democrático, tan a mal traer en la actualidad, si reflexionáramos un poco acerca de la veracidad de las noticias que nos llegan.

Abraham Santibáñez
Premio Nacional de Periodismo