Señor Director:

Concuerdo con don Eduardo Aldunate (17 de abril), en cuanto a que no es pertinente imponer la paridad y la perspectiva de género en las FF.AA. En la misma línea, me preocupa que una comisión de la Convención —descartando el Derecho Comparado— proponga un escalafón único, puesto que eso conllevaría una sola escuela matriz para personas que desempañarán funciones distintas. Sería similar a que las universidades establecieran una sola escuela de Medicina de la cual, supuestamente por capacidades, egresarían médicos, enfermeras, tecnólogos, etcétera; o una escuela de Ingeniería para ingenieros, técnicos, obreros, etcétera. En el caso de las FF.AA., lo importante es que no haya discriminaciones arbitrarias para acceder a las escuelas de oficiales o de personal, a las que se postula voluntariamente.

Por otra parte, la misma comisión indica que las FF.AA. estarán sometidas a un genérico “poder civil”, como si los civiles —por el hecho de ser tales— tuvieran algún poder sobre los militares. Lo pertinente es que las FF.AA. estén subordinadas al Presidente de la República y al ministro de Defensa o a quien se indique por un decreto supremo. No contribuye a la armonía social insinuar un poder civil en eventual pugna con un poder militar.

En definitiva, en las FF.AA. debe primar su eficiencia en caso de conflicto. La guerra se gana o se pierde, no hay lugar para vicecampeones. De ahí que la Defensa no sea el lugar apropiado para experimentos ideológicos.

Miguel A. Vergara Villalobos