Señor Director:

Tengo un alumno motivado por aprender, generalmente está atento y quiere participar y responder en mi clase. Sin embargo, hay algo que le impide poder avanzar académicamente, conectarse con sus pares, reconocer y expresar emociones, sentir empatía por sus compañeros. Pedro, que en realidad no se llama Pedro, debe usar anteojos. Lo que nunca había sido un problema hoy es un gran obstáculo, ya que al usar mascarilla estos se empañan con su respiración y no puede ver.

Su mascarilla vuelve humedecida con sus lágrimas al llegar del recreo, porque no encontró un amigo para jugar. Trata de esforzarse lo más posible por aprender a leer y escribir, pero es difícil ya que lleva más de dos años sin ver cómo se modulan las palabras, por lo que no tuvo un apresto adecuado para aprender las letras.

¿Qué pasará con los miles de Pedros que, como él, llegarán a tercero o cuarto básico sin saber leer ni escribir? (No importa que los niños no enfermen de gravedad como los adultos. No importa que se siga perjudicando el futuro de los niños). ¿Qué le diremos a Pedro cuando nos pregunte qué hicimos para ayudarlo a avanzar?

María Teresa Romero Arrau
Profesora Escuelas Abiertas