No hay plan B. Seguro. En realidad, en el fútbol chileno (y quizás en cuántas cosas más en el país) nunca hay rutas alternativas posibles. En general, todo se juega a una sola carta. Y si no sale una buena mano, de acuerdo a lo pensado, viene el descalabro. Y las crisis.
Curiosamente hoy, de cara al capítulo final de las eliminatorias sudamericanas, el escenario más claro sobre el futuro —al menos el que se ha podido investigar hasta ahora— lo otorga el hecho de que Chile finalmente no vaya al Mundial de Qatar.
Si pasa eso, ya hay ciertos planes, según se ha detallados en este y otros medios en las últimas horas: el DT Martín Lasarte se irá cuando termine su contrato (a fines de marzo), se elegirá un DT “de transición” para jugar este año algún amistoso de fecha FIFA (Patricio Ormazábal, de la Roja Sub 20, corre con ventaja aunque también puede ser algún cesante dispuesto), habrá renuncias de jugadores de la “generación dorada” y claro, hay un “plan estructural” en la mente de los dirigentes que seguramente, está hoy anotado en una servilleta en el casino de Quilín, pero que aún no ingresa como planilla Excel a un computador…
Sí, hay un plan con Chile eliminado. Pero, ¿qué pasa si la Roja sortea las vallas, juega el repechaje y, finalmente, se clasifica a Qatar? ¿Hay también una idea, una simple planificación, aunque sea para enfrentar ese desafío con la idea no solo de hacer número, sino que de competir?
Nadie ha dicho nada así que la apuesta es baja: si Chile llega al Mundial no hay nada pensado.
Vamos viendo. De partida, más allá de lo que diga el contrato, ¿se le renovará la confianza a Martín Lasarte? ¿Ha demostrado en estos meses ser el mejor planificador técnico para la alta competencia? De no ser así, Francis Cagigao ¿ya ha sondeado entrenadores de mayor peso técnico para sentarse en la banca de un equipo mundialista? ¿Hay una lista? ¿Un perfil, como les gusta tanto decir?
No es todo. Si Chile llega al Mundial de Qatar, ¿se seguirá insistiendo en la titularidad obligada de jugadores de la “generación dorada” porque “se lo ganaron por lo hecho en los últimos años”, o habrá espacio para la elección libre del entrenador? Porque hay algunos que aún están, otros solo para ser alternativas y los menos, para ver el Mundial por la tele. Duro pero real.
Sigamos. ¿Hay un calendario de probables partidos de preparación? ¿Rivales posibles? ¿Gira a Europa, una vueltecita por Qatar para conocer las condiciones climáticas de ese país?
No paremos. El famoso “plan integral” que nadie conoce, ¿se llevará a cabo igual o se postergará hasta después del Mundial y de unos meses de descanso “para evaluar”?
Finalmente, con Chile clasificado al Mundial, ¿está acordado con los clubes (es decir, con sus dueños y con los representantes) la posibilidad de ceder jugadores para que el seleccionador tenga un grupo trabajando semanalmente en Pinto Durán? ¿Está escrito eso como compromiso en algún documento u oficio?
Seguramente, poco (por no decir, nada) está resuelto.
Si Chile llega al Mundial de Qatar va a ser una fiesta, sin duda. Y está bien que sea así. El problema es qué pasará cuando pase la resaca. Ahí los quiero ver…