Señor Director:

El exsubsecretario de Educación Superior (carta de ayer) intenta tranquilizarnos señalando que la calidad de la docencia no está amenazada al eliminar el tercer tramo de exigencias de ingreso a la carrera de Pedagogía. Sustenta su afirmación en un estudio de desempeño ex post de profesores que compararía puntajes de admisión en una prueba estandarizada (PSU) con la evaluación docente (compuesta de portafolio, autoevaluación, entrevista de par evaluador y referencias de terceros). Buenos profesores, según la evaluación docente, no pasarían el tercer tramo de exigencia de puntajes de la prueba estandarizada, perdiéndose para el país, según Vargas.

No cabe duda que los distintos instrumentos de evaluación, aunque presentan elementos de distorsión, son herramientas valiosas para determinar la calidad del cuerpo docente. Cabría preguntarse cuál de los instrumentos ya mencionados presenta menos distorsión y refleja más fielmente la calidad de la docencia. Independientemente de ello, todos convendremos en que un aumento en la selectividad de quienes ingresan a estudiar Pedagogía (criterio ex ante) o un incremento de la exigencia de quienes ya se desempeñan como profesores, se tiene que terminar reflejando en una mejor docencia.

El problema subyacente es otro. El Estado no tiene ningún incentivo a aumentar las matrículas de Pedagogía (y la valoración social de la profesión) vía aumento de remuneraciones del profesorado, ya que el mismo Estado es un empleador relevante en el sistema educativo. Lo otro es querer cuadrar un círculo.

Julio Torres Cuadros