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Cartas
Viernes 25 de marzo de 2022
Dos obsequios…
Señor Director:
A propósito del conflicto bélico en Ucrania, recuerdo cuando, en 2019, el director de cine ruso Andrey Konchalovski presentó su película “El pecado” y dijo que la guerra crea arte, así como las grandes pandemias. No resulta fácil imaginar a Konchalovski haciendo hoy el mismo comentario, con una cruenta guerra en Ucrania y menos con las proporciones que ha alcanzado. El filme es una coproducción ruso-italiana y está centrado en el artista Miguel Angel Buonarroti en los momentos en que termina los trabajos encargados por el Papa Julio II en la Capilla Sixtina, en el año 1512.
¿Por qué la referencia a esta película? En el mismo año en que se estrenó el filme, se realizó la tercera visita del Presidente Vladimir Putin a Roma, para reunirse con el Papa Francisco. Cuando intercambiaron obsequios, el Mandatario ruso le regaló una copia de la mencionada película junto a una imagen de la “Virgen de Vladimir”, el famoso ícono producido en Bizancio en 1092. Recordemos que después de su confección, la imagen fue llevada a Kiev hasta que, en 1394, llegó a Moscú, donde puede ser admirada en la galería Tretjakow.
En el panorama actual de crisis bélica, estos dos obsequios nos plantean más de una interrogante. En relación con la película, el momento en el que Miguel Angel, con la gran fuerza del espíritu y de sus manos laboriosas que transforman los bloques de mármol en las obras de arte que seguimos admirando, levanta la mirada al cielo y con voz firme y rimbombante exclama: Voy siempre más allá del límite de mis fuerzas. Son palabras que pueden surgir tanto cuando el hombre y la humanidad caminan por los binarios del bien y de la paz, como cuando lo hacen por los rieles de las tinieblas que llevan a las discordias, que abren los cruces para los odios y las divisiones, preludios a cada guerra.
Por su parte, la Virgen de Vladimir, Madre amada del pueblo ruso y también de parte del pueblo ucraniano, ¿logrará enjugar los ríos de lágrimas y dar seguridad a millones de niños y madres que escapan invadidos por el miedo?
Y por último, si Putin se reuniese de nuevo con el Papa, quizás no llevaría en sus manos un fusil, pero sí un corazón de mármol que espera ser esculpido.
Nello Gargiulo