—Nos salvamos —me escribe por WhatsApp uno de mis amigos del movimiento de “Los Amarillos”. Sin esperar mi respuesta, se lanza:
—Estoy seguro de que la moderación de la Convención Constitucional ocurrió gracias a que nosotros los amarillos nos empezamos a mover. Y al menos lo más grave de todo no se aprobó esta semana.
—¿Qué es eso tan importante que no se aprobó? —le respondí yo, con mi incredulidad patológica.
—Obviamente el artículo 16 del informe de la comisión de Medio Ambiente votado el jueves en el pleno. Decía que el Estado “en el caso del aire, los glaciares y la criósfera, el fondo marino, la alta montaña, no podrá otorgar autorizaciones de uso”.
—De acuerdo, era muy grave.
—¡Gravísimo! Si se aprobaba, entre otras cosas, ¡era el fin del esquí como actividad! Y sabes que lo mío es el esquí.
—Bien por ti. Pero esto era peor que eso. Si se aprobaba el artículo 16, moríamos todos.
—¿Eh?
—El artículo 16 decía que el Estado no podía autorizar el uso del aire. Ya me cuesta respirar.
—Ya, poh, no seas tan literal. Siempre festinas todo. Fue una buena semana para la Convención. Piensa que también quedó claro que Rojas Vade no vuelve. Reconoce eso.
—Es cierto que probablemente Rojas Vade no vuelva. Pero la Convención está llena de otros Rojas Vade. Quizás ninguno de los que quedan tiene la destreza y el oficio de Rojas Vade en las artes representativas, el ilusionismo y el engaño. Pero muchos piensan como él y votan como él en casi todo. Cuando fue candidato a vicepresidente de la Convención llegó a sumar 45 votos de sus pares. El 30% de la Convención era “rojasvadista”, y no por lástima, sino por admiración. Por sus ideas, por lo que defendía y por el tipo de sociedad que promovía. Ahora le piden que se vaya, porque los avergüenza… pero no lo rechazan por sus ideas. Y su voto les podría hacer falta. Por eso quieren poder reemplazarlo por otro Rojas Vade, que piense igual, pero que no esté funado.
—Puedes tener razón en eso. Pero al menos concédeme que hubo buenas noticias en la votación del informe de la comisión de Medio Ambiente. No me amargues el asado del fin de semana.
—Ok. Solo una cosa más. Es cierto que algunas barbaridades ya no estarán en la propuesta de nueva Constitución. Pero igual que con Rojas Vade, que se va pero deja almas gemelas dentro, el nuevo texto mantiene normas muy similares a las que se han caído. Por ejemplo, se aprobó esto: “El Estado protegerá a los animales, reconociendo su sintiencia, individualidad y derecho a vivir una vida libre de maltrato”. Si maltratar a un animal incluye matarlo, entonces se acabaron la ganadería, la pesca, la avicultura. Todos veganos. Sorry por tu asado. También se aprobó que “es deber del Estado garantizar y promover los derechos de la Naturaleza”. Si las lechugas o las manzanas consiguen el derecho a no ser arrancadas de su hábitat, entonces ni veganos. ¡Moriremos de hambre! ¿Ves que no sirvió tanto que se rechazara el artículo que impedía usar el aire? Prepárate para el fin, je, je.
—Qué latero.