Señor Director:

Con mucho interés hemos constatado que la bioética es tema de preocupación en la Constitución: recién se propuso la creación a nivel constitucional de un Consejo Nacional de Bioética. Dicha propuesta no es nueva. Ya en el 2005 la Ley N° 20.120 afirmaba: “La Comisión Nacional de Bioética tendrá, entre sus funciones, asesorar a los distintos Poderes del Estado en los asuntos éticos que se presenten como producto de los avances científicos y tecnológicos en biomedicina, así como en las materias relacionadas con la investigación científica biomédica en seres humanos, recomendando la dictación, modificación y supresión de las normas que la regulen”.

Han pasado casi dos décadas y no ha pasado nada. Nos parece de suma urgencia su establecimiento a nivel constitucional, ya que reconoce que la bioética debe estar presente en la evaluación de las políticas públicas, y en particular de los proyectos de ley que se refieran tanto al desarrollo humano como al del medio ambiente, promoviendo así el bien de las personas e impidiendo cualquier discriminación abusiva.

Con la mayor conciencia de los cambios globales y ambientales y los nuevos desafíos tecnológicos, la bioética, además, ha extendido su mirada más allá del ser humano, para considerar también el resguardo de su entorno vital, que muchas veces se configura como “artificial”: tal como destacaba el padre de la bioética, Potter, la mirada ecológica resulta indispensable para vivir en un ambiente sano y sostenible, evitando las amenazas a las diversas formas de vida en la tierra.

Con la Ley N° 20.120 Chile parecía haber tomado decisiones oportunas frente a las consecuencias del uso de la biotecnología, adoptando las recomendaciones de la Unesco. Sin embargo, ningún gobierno la ha implementado. Puede ser que haya llegado el momento más oportuno para dar la luz a este importante proyecto.

Paulina Ramos
Centro de Bioética UC