La disputa de los octavos de final de la Champions League trajo consigo una innovación reglamentaria que provoca debate: la derogación de la norma que estaba vigente desde 1965 en la competición europea y que daba valor doble a los goles visitantes. Pero a partir de ahora no: los tantos convertidos como forastero valen igual que los marcados como local.
El cambio no fue producto de una ocurrencia impulsiva de la UEFA. Hace años que lo planteaba. Muchos jugadores y entrenadores argumentaban que había injusticia en la norma antigua porque el que visitaba primero tenía dos ventajas si hacía un gol en esa condición: podía manejar el resultado luego como local y, además, si se daba que le igualaban el marcador exacto en el encuentro de vuelta, la prórroga y los eventuales penales definitorios se jugaban en su estadio.
El cambio se hizo para atenuar esta situación. Y claro, impuesta la norma, comenzaron los efectos. Buenos y malos.
Excepto el partido entre Sporting Lisboa y Manchester City, que el equuipo de Guardiola ganó 5-0 como visita, los otros tres encuentros jugados la semana pasada quedaron “abiertos”. Incluso a Liverpool, que derrotó 2-0 a Inter en Milán, el resultado no le dio una ventaja inalcanzable, por lo que la revancha en Anfield tiene aún cierta relevancia.
Pero el cambio de normativa también esboza un efecto no tan positivo: los equipos que ahora juegan como visitantes en el primer partido son más “moderados” en sus intenciones ofensivas.
Liverpool, a pesar de terminar ganando en Milán, estuvo lejos de ser el equipo de constante ataque directo. Klopp lo ordenó defensivamente y el hecho de que el zaguero Virgil van Dijk haya sido elegido como el mejor del partido así lo refrenda.
Más claro en este nuevo estado de moderación fue lo que presentó el Real Madrid de Ancelotti ante PSG. Para muchos fue hasta obscena la forma en que el cuadro ‘merengue' enfrentó su partido en París. No llegó nunca al arco contrario con un ataque directo. Indigno. Y además perdió el partido en el minuto final con una bendita jugada de Mbappé. Pero ojo, sigue vivo y definirá todo en el Bernabéu.
Quizás no fue tan malo el negocio.
Es un tema que las normas sean capaces de establecer cambios tácticos y estratégicos. Y no es inédito. Cuando la International Board hace modificaciones en las Reglas de Juego, ocurre lo mismo.
Las transformaciones que ha sufrido el fuera de juego en los últimos 100 años siempre trajeron consigo cambios en el ordenamiento defensivo y ofensivo de los equipos, y hasta impulsó la irrupción de conceptos técnico-tácticos como el “achique”. Lo mismo la regla que impidió la devolución de la pelota con el pie al arquero (nació el concepto de portero-líbero).
Por eso la pregunta no es si la nueva normativa que impone la UEFA provocará transformaciones en el juego, que las habrá. La interrogante es cómo las apreciaremos.