Gran noticia el acuerdo de Universidad Católica con la compañía Claro para iniciar el proceso de ampliación del estadio San Carlos de Apoquindo. Una gestión que permitirá a los hinchas de la UC disponer de un recinto acorde al crecimiento del club. Las instituciones tienen historia y en este momento es necesario recordar a Alfonso Swett y su directorio, que en 1988 construyeron la casa que hoy alberga a los cruzados.
Un salto de calidad que beneficiará a todo el fútbol chileno y que pone en la agenda, una vez más, la necesidad de edificar un estadio con estándares del siglo XXI para Santiago. Vienen los Juegos Panamericanos y Chile otra vez recurrirá al Estadio Nacional, que desde 1938 es la cara de nuestro deporte, pero cuya vida útil terminó hace rato.
Justo cuando nos acercamos a la asunción de un nuevo gobierno, sería relevante que la administración del Presidente electo, Gabriel Boric, contemplara al menos el estudio de un coliseo acorde a una ciudad con la relevancia de Santiago. La red de estadios Bicentenario, que inició el primer gobierno de Michelle Bachelet, no solo le cambió la cara al fútbol chileno y a buena parte del país. Fue también un factor relevante en la agenda política, que sirvió para desplazar los inflados escándalos de Chiledeportes, protagonizados por unos gatos de campo de poca monta.
Recuerdo que en 2006 pregunté a las autoridades de la entonces Subsecretaría de Deportes el por qué no se remodelaban los vetustos estadios municipales y fiscales, que se caían a pedazos. Eran los peores de Sudamérica. Me dieron mil razones: muy caro, una inversión con escaso retorno social y que a la población no le interesaba. El criterio cambió de forma radical cuando desde La Moneda advirtieron que los estadios encontraban adhesión al desarrollarse el Mundial Femenino Sub 20 de 2008.
En tiempos que se auguran difíciles, el impulso del Estado a través de las Obras Públicas es un recurso nada despreciable. Siempre habrá gente que dirá que existen otras prioridades. Sin embargo, un centro multiuso, para al menos 70 mil personas sentadas, disponible para eventos musicales y culturales, es un espacio que genera vida y trabajo.
Cuando se observa el terreno del Municipal de La Cisterna, con su ubicación privilegiada, con autopista a la puerta y metro en sus alrededores, cuesta creer la mezquindad y carencia de visión de largo plazo por parte de la Municipalidad de La Cisterna y su concejo.
¿Se imagina usted la avenida Grecia sin el Nacional? La gran obra del Presidente Arturo Alessandri Palma le da carácter a Ñuñoa, lo hizo distintivo y un hito. Lo mismo sucede en Concepción, con la avenida Collao y el “Ester Roa”, o la avenida Angamos y el “Calvo Bascuñán” en Antofagasta, por mencionar dos estadios que cambiaron el rostro de sus ciudades, cuando Jorge Alessandri Rodríguez, incluso con el impacto del terremoto de 1960, no dudó en levantar esos campos que enorgullecen a sus ciudadanos hasta hoy.
Un detalle en el final. Ni los presidentes Alessandri ni Bachelet eran futboleros. Por eso, ahora que al próximo mandatario le gustan el fútbol y los conciertos, no es un despropósito pensar que en 80 años más Chile se acuerde del estadio que dejó Gabriel Boric.