Hay pocos superhéroes chilenos en el fútbol mundial y escasea la gran aventura y el torneo espectacular.
Lo que hay es la excepción —como lo de Alexis Sánchez frente a la Roma— pero el anuncio general está a ojos vista y no son buenos tiempos.
Así que estamos necesitados de cariño, padecemos fiebre por el oro, desesperación por el filón y sufrimos la angustia de un querer.
¿Dónde están nuestros grandes futbolistas, esos que militan por ligas europeas y dejan bien alto el nombre de Chile?
¿Dónde el delantero maravilla, el mediocampista guerrero y el arquero imbatible?
¿Dónde están?
Muchas veces son alternativas, es decir, medio titulares o más o menos títulares, lo que no quita ni un mérito a unas largas carreras por Europa, pero la mayor parte del tiempo militan en la generosa banca, que es el otro sitio, un lugar en el paraíso y una sala de espera, donde a veces entran y todo se reverdece e ilumina, como en esas películas de dibujos animados.
Es por eso que una jugada de fútbol correcta, una pared bien devuelta, un pase apropiado o un centro justo, en fin, todo eso que es normal, pieza de un partido y circunstancias del juego, acá se convierten en éxtasis y alucinación, si las hace un chileno.
Un casi gol es un maniobra extraordinaria y un gesto técnico notable, cuando lo hace uno de los nuestros. Lo que es una nota secundaria y lateral en cualquier medio de comunicación del planeta, impreso o digital, acá se transforma en un reportaje en horario prime. Lo que en el resto del mundo es un parrafito o acaso un recuadro, con foto, si hay suerte, acá es un titular centrado y en alta que va con luces de neón.
Y todo se reafirma y subraya con ese relato por televisión y amplificado de un argentino que dice que ese chileno está para titularísimo, el comentarista afirma que mantiene sus virtudes intactas y ambos saludan a los televidentes, porque es la relación pública que se llama: fidelizar, contentar y darle la razón al cliente.
Y por eso la búsqueda de testigos con testimonios convenientes, siempre los hay, aunque provengan de entrenadores en conserva, ayudantes descorchados, preparadores físicos avinagrados o bien ex jugadores que hablan y piensan con los tobillos.
La cosa es encontrar gente que declare lo que tanto queremos escuchar, ver y leer: nuestros hombres en Europa aún están vigentes y les queda una cuerda que no es para largo rato, pero al menos por un rato.
La vida del superhéroe, es cosa de ver las películas, tampoco es fácil, porque la humanidad, léase Chile, le pide demasiado.
Ya vendrán los últimos capítulos que según los deseos de los protagonistas, si las cosas se dan y ajustan, transcurrirán entre nosotros y acá será la despedida.
Es de esperar que sea pacífica y se vayan con el sueño del superhéroe, sin silla eléctrica de por medio ni solicitud de inyección letal.