Durante las últimas semanas, las resoluciones por parte de las comisiones de la Convención Constitucional han iniciado un amplio debate. Incluso se ha llegado al extremo por parte de algunos columnistas de derecha y de ultraderecha de cuestionar la legitimidad democrática del plebiscito del apruebo y de la elección de los convencionales constituyentes.
En mi opinión, la legitimidad democrática del plebiscito y de la elección de convencionales es incontrastable. Otra cosa, es que dado el sistema electoral con que se eligieron los convencionales al permitir pactos entre independientes, configuró una correlación de fuerzas marcada por la fragmentación y una acentuada orientación identitaria específica en muchos de los elegidos, por otra parte, el resultado electoral permitió que ningún bloque consolidado lograra el tercio que impide la aprobación de las normas definitivas de la nueva Constitución. Lo anterior, conduce en un universo de 154 convencionales la presencia de alrededor de10 colectivos lo que hace muy difícil la configuración hasta ahora de bloques mayoritarios en la fase final, es decir, en el plenario logren con facilidad los dos tercios necesarios.
Desde la mirada de los que votamos por el apruebo para una nueva Constitución, nos preocupa una campaña sistemática por parte de sectores de derecha por desprestigiar ante la opinión pública el trabajo de la Convención reconociendo eso sí que algunas de las normas aprobadas por mayorías estrechas en las respectivas comisiones llaman la atención por su “ultrismo” y su dimensión exacerbadamente refundacional. A manera de ejemplo, el solo hecho que 8 convencionales firmaran una moción que eliminaba los tres poderes del Estado reemplazándolos por una Asamblea Plurinacional de 600 integrantes usando como ejemplo histórico los Sóviet de1917 en la Unión Soviética y el Cordón Vicuña Mackenna en la historia contemporánea de Chile, lo dice todo.
Por otra parte, en este escenario descrito el apruebo en el plebiscito de salida no es una carrera corrida. Cabe recordar que el piso del rechazo fue del 22%, pero la derecha en su conjunto respaldó en segunda vuelta a un candidato presidencial abiertamente partidario del rechazo de la nueva Constitución. Asimismo, pensando en el futuro gobierno, es imprescindible que en el plebiscito de salida triunfe el apruebo con una contundente victoria, de lo contrario, a 6 meses de iniciada su gestión el Presidente Boric tendría una derrota política y cultural de enormes dimensiones. Por lo demás, las transformaciones comprometidas en el programa de gobierno no pueden ser abordadas en el marco de la actual Constitución, lo que hace imprescindible para la viabilidad estratégica del nuevo gobierno el triunfo del apruebo.
En este cuadro, los diversos colectivos de izquierda que operan en la Convención deben asumir su responsabilidad política en conjunto al Presidente de la República y su gobierno. Es imprescindible que, el Presidente a través de los partidos de su coalición “Apruebo Dignidad” reitere la necesidad de un criterio común en la Convención del Partido Comunista, del Frente Amplio y de los Regionalistas. A partir de la unidad del bloque del gobierno, es indispensable sumar en la misma orientación al colectivo socialista, al colectivo del apruebo y al colectivo de independientes no neutrales, de tal manera de formar una masa crítica, política y electoralmente que se acerca a los dos tercios necesarios para lograr una nueva Constitución acorde de las necesidades de la ciudadanía y de sus expectativas transformadoras.
Finalmente, las izquierdas antes descritas, en mi opinión, serán responsables de lograr los dos tercios requeridos para una nueva Constitución, está última esencialmente marcada por la creación de un Estado social de derechos garantizado por el Estado, particularmente en las necesidades de las mayorías, es decir, salud, educación, vivienda, pensiones y seguridad ciudadana.
Asimismo, una Constitución plenamente democrática, con separación de poderes, con plena libertad de expresión, con alternancia en el poder, con plena subordinación de las fuerzas armadas y de orden al poder civil con los resguardos imprescindibles al desarrollo sostenible y sustentable con la necesaria presencia en el poder de los pueblos originarios, de las diversidades sexuales y culturales, y derechos de las mujeres. Bienvenido al debate sobre el régimen político sobre una o dos cámaras, pero nunca olvidar que la clave de una nueva Constitución es la construcción de un Estado social de derechos.