El 3-2 sobre Bolivia en La Paz otorga una ilusión racional, pero sirve para mirar el futuro con relativo optimismo si es que las decisiones en el ciclo que viene se toman de buena manera. Existe una columna sobre la que se puede construir.
El arco está cubierto con Gabriel Arias (lesionado) y Brayan Cortés. Paulo Díaz asoma con el liderazgo necesario, junto a Benjamín Kuscevic, Francisco Sierralta, Sebastián Vegas (si actúa de central) y Gabriel Suazo. Marcelino Núñez no defraudó en la mitad de la cancha y Ben Brereton es la cara del ataque. Por edad, Erick Pulgar será uno de los pilares, mientras que Charles Aránguiz (32) también hará la fuerza en el comienzo del proceso.
Será necesario, en una decisión que acarreará costos políticos, ver qué representantes de la “Generación Dorada” estarán disponibles para un cambio radical, similar al que vivió la Roja en 1983, cuando Luis Ibarra movió el mapa de los elegibles. Un proyecto que murió en el 0-0 con Venezuela en Caracas, por la Copa América, y que nos hizo perder tiempo antes de encarar las eliminatorias a México 86.
El fútbol inicia su competencia local con el favoritismo de Universidad Católica y Colo Colo. Ambos están distanciados del resto. Universidad de Chile es la gran incógnita. Después de salvarse del descenso en los descuentos de la temporada anterior, los azules incorporaron tres jugadores que perdieron la categoría: Ronnie Fernández, de Wanderers; Ignacio Tapia e Israel Poblete, ambos de Huachipato. El caso del delantero es distinto. Llegó al puerto cuando la campaña estaba sentenciada y sus actuaciones sirvieron para alargar la agonía caturra.
Sin embargo, el rendimiento de los dos exacereros no ameritaba el salto a la segunda institución más grande del país. Lo mismo sucede con el central boliviano, José María Carrasco, quien no exhibe antecedentes para sumarse a los azules.
Subyacen en estas decisiones las relaciones entre los representantes de los exjugadores de Huachipato, los dueños del club de la usina y los regentes de la U. Destacable la contratación del portero Hernán Galíndez, cuyo registro en Ecuador respalda su fichaje. Una situación similar a la de Jeisson Vargas, quien al fin consolida lo que insinuó en las inferiores de la UC.
A pesar de lo anterior, Luis Roggiero, el director deportivo de la U, dijo en estas páginas que el actual plantel era mejor que el del año pasado, obviando que la debacle vino cuando esta administración se hizo cargo.
Ellos recibieron el equipo en los lugares de avanzada. El funcionario, al igual que su jefe, Michael Clark, reiteró que Universidad de Chile peleó el descenso los últimos tres años. Olvidan que en 2020 fueron terceros y llegaron a la fase preliminar de la Copa Libertadores. Ambos no mencionan que Victoriano Cerda, uno de sus aliados de Huachipato, fue el principal promotor de la tabla ponderada, que sí desnaturalizó el campeonato.
Un riesgo enorme, porque al observar a los demás cuadros del torneo, la U no es más que ninguno. En el fútbol solo existen verdades a medias, pero si no reclutan un par de jugadores de buen nivel en la zona defensiva, Santiago Escobar tendrá mucho trabajo en la banca.