Noche amarga, como varias de este ciclo que se desvanece. Chile cayó ante Argentina en una jornada infortunada, en la que mereció empatar, pero no ganar. El martes, el enfermo buscará ante Bolivia una última dosis para mantenerse con vida hasta el cierre con Brasil y Uruguay, pero el sentido de realidad futbolero plantea que una victoria en La Paz solo extenderá la ilusión.
Los rivales se acomodan. Ese es el gran problema de Chile, que bajo la administración de Martín Lasarte solo les ganó a Venezuela y Paraguay, los que están más abajo. De los de arriba apenas venció a Perú en Santiago, cuando dirigía Reinaldo Rueda. Es cierto que en varias jornadas mereció más, sufrió fallos arbitrales reprochables, pero la sensación es que, con un plantel tan corto y desgastado, por el trajín del tiempo y las lesiones, la tarea era compleja.
Los dislates directivos, con un golpe de estado en el medio, afectaron este camino. Sin razón se tiró a la basura el trabajo de Rueda. Lasarte dio una mano cuando el buque iba a la deriva. La naranja de la “Generación Dorada” se exprimió sin piedad y hoy las aspiraciones de la Roja transitan por la vereda de las expectativas, cuando en el fútbol se requieren las certezas del funcionamiento.
Frente a un rival del tonelaje de Argentina, Chile compitió, pero se equivocó en la salida dos veces, no hubo celeridad para reemplazar a un lesionado Claudio Bravo y se pagó caro. No alcanzó con la jerarquía de Ben Brereton, a esta altura la mejor noticia de nuestro fútbol en dos años. Tampoco con la categoría de Alexis Sánchez, que retrocedió tanto que perdió gravitación y recibió más patadas de lo habitual. En tres cuartos de cancha, el adversario entiende que la infracción es un recurso táctico. Relevante la hora inicial de Marcelino Núñez, con su dinámica y pegada. Las circunstancias obligaron a ubicar a Paulo Díaz y Sebastián Vegas, dos centrales, como laterales. El equipo lo sintió. Pocos cuadros dependen tanto de sus marcadores de punta para salir y atacar.
Argentina llegaba con 27 partidos sin derrotas y un dato no menor: ser la selección históricamente más difícil para la Roja. Un antecedente fundamental y que exigía un partido casi sin fallas. Chile dispuso del tiro libre inicial de Alexis Sánchez, que cruzó el área chica. Después encontró la igualdad en el cabezazo de Brereton, tuvo un remate del tocopillano cerca del vertical derecho de Emiliano Martínez, luego de una gran combinación con Brereton, un derechazo de Paulo Díaz, otro cabezazo del 22, que “Dibu” repelió de gran forma, y un centro de Víctor Dávila, que Brereton apenas tocó con la izquierda, tras el desvío de Nahuel Molina.
Vienen momentos cruciales. Como pocas veces, el cambio de directorio de la ANFP tiene tanta relevancia. Los intereses de aventureros y megalómanos que destruyen la actividad son un riesgo. El control de las empresas de representación sobre las selecciones es otro punto trascendente, concatenado a quien controla la mesa de Quilín. Mirar dos mundiales consecutivos por televisión es doloroso. Así como vamos, no sería extraño que fueran tres.
PD: Un aplauso para Jean Beausejour. Se va un jugador difícil de reemplazar. El único que anotó en dos Copas del Mundo.