Años atrás, en mis tiempos de pintor, compartí un taller con el periodista José Gai, gran pintor y rajadiablos del humor gráfico. El taller estaba anclado en calle Bombero Núñez —en el barrio bohemio que hoy llaman Bellavista—, sector en donde anidaban conocidos artistas.

Lo más llamativo era que justo al lado de nuestro atelier estaba la Escuela de Karen Connolly, en donde ella impartía lecciones a jóvenes que soñaban con triunfar en la ardua disciplina del baile.

Me acordé de esos gratos días al ver a Karen Connolly poniendo nota a bailarines en el programa de Canal 13 “Aquí se baila”. Su nombre es sinónimo de música y de danza. Bailarina australiana, Karen ha realizado una gran labor en Chile, desde 1978: coreógrafa, maestra de baile, directora y rectora. Su vasta carrera le permite codearse con musas como Euterpe y Terpsícore. Ha sido parte del jurado en varios concursos y su amplio saber le permitiría evaluar hasta a la sensual Salomé. Por sus méritos y dominio de su área, Karen Connolly es hoy miembro de la Academia Chilena de Bellas Artes.

Tengo a mano el libro “Discursos Académicos” —regalo del profesor Enrique Solanich. El discurso de incorporación de Karen Connolly a la Academia versó sobre los inicios del teatro musical en Broadway. “… la esencia del musical está en la magia producida en la función; la transformación en el escenario de la materia en espectáculo”, dijo, al fijar la importancia del teatro musical en la cultura mundial. Aportó mucho más, pero eso puede ser música para otro baile…