Lo que viene son semanas decisivas y el paso de los días acercará las estaciones: jueves 27 de enero, Calama, y martes 1 de febrero, La Paz, Bolivia.
A la ANFP le queda una carta, la única y está marcada con la selección de Chile. No hay más.
Los triunfos y las clasificaciones tapan todo, incluso las fallas sistémicas, el mal ramificado y las afecciones crónicas.
En torno a la ANFP, si antes era una la alfombra, ahora hay tres o cuatro, porque ahí abajo se guardan las cosas de los clubes y sus dueños, con sus negocios, trueques e inventos. También la gestión de la propia ANFP. Y todo eso necesita espacio.
No hay problema con el espacio, por ahora.
Nadie está investigando ni trajinando, no es hora de pedir cuentas y exigir renuncias, no es el momento de mandarse a cambiar, pedir disculpas o salir arrancando. Falta para eso. A lo mejor no ocurre. A lo mejor sí. A lo mejor no ocurre ahora. A lo mejor sí.
Nadie quiere interrumpir lo que está por ocurrir: los seleccionados aterrizan y la selección se arma para una estación y luego para la otra.
Los críticos, que existen por legión, esperan en el bosque, entre nubes y bajo el agua.
Los enemigos antiguos y actuales circulan por las corrientes de aire y aguardan un torbellino que los reúna.
Incluso pueden existir un par de hechiceros bajo tierra y entre los hornos.
Y está, claro, la fe pública y la buena voluntad de los espectadores chilenos. Cuando son televidentes pagan mensualmente TNTSports, sin partidos en directo y sin nada que merezca la plata. Y cuando se preparan para ir a los estadios, se ilusionan con fichajes y contrataciones de mercadillo y baratija, donde abundan los alegres recauchados.
La energía y el cariño por el fútbol no se termina así nomás y ni siquiera por los errores, liviandad y desastres de una administración, tanto la local de un club, como la global de la ANFP. En fin, la vieja historia, donde lo más puro, noble y hasta inocente, sigue siendo el cariño de la gente por sus equipos.
¿Qué es lo que se espera?
Se espera a la selección de Chile.
Eso cambia la ecuación, altera el producto y modifica el clima.
Esta vez, más que nunca, sus resultados decidirán el futuro, el de un Mundial y el de la actual ANFP.
Cuando la selva está en calma y quieta, como ahora, el explorador detenía la caravana y decía lo típico: “¡Escuchen!”. Ni gruñidos ni crujidos, nadie repta ni trepa. La selva callada.
¿Dónde están las fieras y de dónde saldrán las cerbatanas, y esas trampas de estacas filudas, los pantanos que esperan y los cantos traicioneros?
Avanza la caravana.
Pablo Milad va al comienzo, los directores entre medio, después el cuerpo técnico y el conquistador Francis Cagigao cierra la fila.
Van por el gran silencio.