Siento, como tantos, una gran simpatía por Bárbara Riveros. Era pequeñita cuando anoté sus primeras apariciones en la prensa por alguna tempranera victoria. Una deportista encantadora con pasión por el triunfo. A medida que crecía ganaba cosas más importantes hasta llegar al top mundial. Un ejemplo de dedicación que a muchos puede parecerles obsesión.
Hoy, Bárbara está molesta. No le gusta que haya quienes la critican por haber participado en el triatlón de Pucón sin haberse vacunado contra el apestoso contagio de nuestros días. Y tiene razón. No tienen que enojarse con ella. Deben criticar a las autoridades que se lo permitieron. Y después, solo después, hablarle a ella. Hablarle. Y va a entender.
Lo de las autoridades es imperdonable, empezando por las de la salud. El ministro del ramo ha llamado con insistencia a mantener las medidas básicas de cuidado y la primera, primerísima, es tener todas las vacunas al día, es decir, las dos dosis iniciales y la de refuerzo. Esto, cuando ya se habla de un segundo refuerzo y nadie desmiente que el refuerzo deba seguir por siempre. Lo cual no debe sorprendernos, pues muchas vacunas son de por vida y, ojo, obligatorias. Todos los niños chilenos tienen su “carnet de vacunas” y todos los padres tienen el deber ciudadano de llevar a sus hijos a los vacunatorios.
Como bien se sabe, los antivacunas no pierden ocasión de atacar a la salud mundial con sus historietas malsanas. El triatlón de Pucón no ha sido la excepción y a propósito de la muerte de un triatleta durante la natación han aparecido con estadísticas que mueven a risa, como aquellas denuncias de que un alto porcentaje de deportistas fallecidos en el mundo “tenían algo en común: el estar vacunados”. Manga de idiotas. También podrían decir que “un 70% sabía leer y escribir”.
No conozco ninguna declaración del ministro de Salud sobre este caso. Feo de su parte. ¡Es un ministro, por favor!
Quien sí salió a hacer declaraciones es la ministra del Deporte, doña Cecilia Pérez. He compartido con ella en dos o tres reuniones oficiales por Estadio Seguro y esas cosas y me ha parecido siempre una persona accesible, con sentido del humor y simpatía. Pero no sé qué tiene que hacer en este caso, en el que el tema es la salud y no el Derecho, que es su campo profesional como abogada, ni con el deporte, que es su ministerio. El tema es la vacunación, en el que suponemos está en la línea de su gobierno, tan celebrado a nivel mundial por sus exitosas campañas de inoculación. ¿O no?
¿Y la “Chicka”?
La deportista ha dicho que no es antivacuna y que, simplemente, no ha tenido oportunidad de inmunizarse, pues estando radicada en Australia las vacunas se destinaron a los mayores. Eso, obviamente, ocurrió en todos los países al comienzo de la pandemia, pero luego se abrieron los vacunatorios a los más jóvenes y más tarde también a los niños. No es aceptable esa excusa. También, según nos dice, no ha tenido tiempo de inyectarse en medio de tantos viajes que ha debido realizar. ¿Se creerá ella su versión? ¿O será, derechamente, antivacuna? Ella dice que no.