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Cartas
Martes 28 de diciembre de 2021
Estilos de vida
Señor Director:
Fernando Claro señala (carta de ayer) que lo planteado por Adriana Valdés es solo de índole sociológica, sin ni siquiera preguntarse si favorece o no el bien común. Claro promueve una libertad del todo individualista. No, la libertad no es un fin en sí mismo, sino un medio para la realización de la propia naturaleza.
En la carta de Matías Reeves me pide que ilustre qué entiendo por naturaleza humana. Es un tema al que me he dedicado y he escrito varios artículos sobre ello. El gran problema es cómo concebir las relaciones entre naturaleza y cultura. Pero la palabra naturaleza es de las más equívocas y ambiguas. Será del todo distinto si se interpreta de modo genético o normativo, de modo nativo o teleológico. La concepción clásica de naturaleza teleológica, derivada de Aristóteles, hace posible una equilibrada relación entre naturaleza y cultura. No así la visión moderna, que además se oponen entre sí, de Hobbes y Rousseau.
Si el ser humano es “lo otro” que la naturaleza, la persona no puede volverse a ella en busca de un criterio o norma para su actuación. La sensibilidad ecológica hoy nos sitúa ante los límites que habíamos perdido de vista ante tanta mediación cultural y actividad transformadora. En la destrucción de la naturaleza estamos dinamitando los supuestos de nuestra libertad y a nosotros mismos como seres simultáneamente naturales y libres. Si insisto en el concepto teleológico de naturaleza es para intentar evitar tanto una consideración dualista de naturaleza y persona, como la consideración de la naturaleza como mera materia pasiva y externa.
La naturaleza de algo no queda determinada tanto desde su situación inicial, o su mera realidad fáctica, cuanto desde su perfección final: las cosas son lo que serán cuando alcancen su plenitud.
No todo lo que es término merece el nombre de fin, sino solo el óptimo. La realidad es algo que se define por la perfección que es capaz de alcanzar. Limitarse a los meros hechos denota una profunda claudicación antropológica y moral. Jacques Maritain, uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, advirtió que para llegar a un consenso se tuvo que evitar dar un fundamento metafísico a los mismos.
Jorge Peña Vial
Instituto de Filosofía, Universidad de los Andes