La próxima semana Curicó Unido y Copiapó definían el equipo 16 de la Primera División. Los reclamos de la yunta que forman Universidad de Chile y Huachipato llevaron a la ANFP a suspender la llave entre curicanos y copiapinos, por eventuales irregularidades de Deportes Melipilla, que en la cancha mantuvo la categoría.
El desaguisado en las planificaciones de Curicó y Copiapó, pero ante todo en la calendarización, activó la creatividad de los dirigentes para edificar una salida si Melipilla es sancionado. Los rumores son variados, pero conducen hacia un beneficiado: Huachipato, que no bajaría, sumando a los dirigidos de Erwin Durán a la Primera División. Otra vez 17 clubes en Primera División y los nortinos recibirían una cifra de dinero inferior a sus competidores.
No extrañaría ese entramado. Todos felices, menos Melipilla, justo cuando se acercan las elecciones de la ANFP. El criterio deportivo da lo mismo y se premia al que planificó mal y se equivocó en las decisiones. No se considera que en 2016, cuando Deportes Concepción fue desafiliado, no hubo perdón a Barnechea, que ocupó la última posición en Primera B. El Consejo de Presidentes, en ese momento, hizo la diferencia entre los castigos administrativos y deportivos. Con seguridad ahora argumentarán discutibles razones reglamentarias, las que jamás pueden superponerse a las futbolísticas. Primó el criterio del presidente de la época, Arturo Salah, quien no olvidó su condición de jugador y entrenador a la hora de la definición.
Mientras se aguarda la resolución de las salas de los órganos jurisdiccionales, los chilenos nos aprestamos para la segunda vuelta presidencial. Como lo estableció en este diario la columna de Andrés Solervicens, el deporte no estuvo en la agenda de los debates ni tampoco en las innumerables entrevistas que respondieron José Antonio Kast y Gabriel Boric. El desafío de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos marcará la agenda de 2023. Si todo sale bien, es posible que el gobernante de turno aproveche el clima y sea gratificado en las encuestas. Si existen conflictos o escándalos, el mayor compromiso masivo que enfrente el Estado desde el Mundial de 1962 se transformará en un dolor de cabeza.
La revisión en materia deportiva del programa de Kast muestra pobreza y lugares comunes, observándose propuestas incorporadas en la Ley del Deporte, muchas de ellas ejecutándose por décadas. En el caso de Boric, es interesante la revisión de las superposiciones entre el Ministerio del Deporte y el Instituto Nacional de Deporte, pero es inentendible y carente de todo sentido de realidad el cambio del plan Estadio Seguro por un programa de barrismo social y comunitario. En este punto se aprecia un idealismo cándido y desconocimiento de la actividad. Es grave confundir hinchas con barristas.
Como dijo una antigua funcionaria del servicio, profesora de Educación Física jubilada hace poco tiempo, “cada vez que cambia el gobierno veo las mismas ideas, los mismos planes, pero con nuevos nombres, contados como panaceas, redactados por gente que cree que inventó la pólvora”.