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Cartas
Martes 14 de diciembre de 2021
Pilotos y Presidentes
Señor Director:
De la aptitud física y psíquica de los pilotos de aviación comercial depende la vida de miles de pasajeros. Por ello, son cuidadosamente examinados con el fin de determinar su idoneidad para ejercer su importante labor. Se reevalúan continuamente y se les monitorean los medicamentos que toman por prescripción médica, así como también la presencia de drogas de consumo “recreativo”.
Esto brinda cierta seguridad en quien guiará nuestro destino hasta el próximo aeropuerto.
Es difícil de entender que esto mismo no se haga con aspirantes a altos cargos públicos, más aún si se trata del Presidente de un país, quien comandará con su gestión la vida de millones de personas que navegarán bajo sus ideas y decisiones en economía, educación, salud, seguridad y otros ámbitos relevantes, todos ellos entregados al amparo de su salud y estabilidad mental.
Trastornos de la personalidad se manifiestan en la inestabilidad y fragilidad de relaciones interpersonales, problemas en desempeño académico y laboral, especialmente al adoptar decisiones relevantes ante estresores cotidianos.
Sin embargo, son los variados trastornos psiquiátricos, aquellos que generan sufrimiento propio, de quienes nos rodean y discapacidad, los que con mayor peligro acechan el buen juicio de realidad y la estabilidad mental necesaria para responder a situaciones complejas durante el vuelo, para los pilotos, y durante su mandato para los Presidentes.
Dedico mi vida profesional a promover la salud mental, desestigmatizar la enfermedad psíquica y fomentar sus tratamientos. Adhiero a los principios de confidencialidad y al derecho a privacidad; sin embargo, tanto para pilotos como para futuros Presidentes es inconcebible que no se profundice en la posible presencia de enfermedad mental y la gravedad de esta, en antecedentes de episodios de discapacidad e incompetencia profesional, en los tratamientos farmacológicos que se pudieran estar recibiendo y en las posibles consecuencias que esto pudiese tener en la conducción de un país.
Si se estrella un avión, es un hecho grave y doloroso. Si se estrella un país puede ser una tragedia irrecuperable.
Dr. Patricio Fischman
Psiquiatría Adultos e Infanto-Juvenil
American Board of Psychiatry & Neurology
Profesor Psiquiatría Universidad de Yale