Finalmente llegó el día, mañana corresponde que elijamos Presidente de la República, parlamentarios y consejeros regionales.
La descripción de las fuerzas políticas en estas circunstancias y de acuerdo a la clasificación tradicional es la siguiente: la izquierda representada por tres candidaturas y sus respectivas listas parlamentarias, la Unión Patriótica encabezada por Eduardo Artés, Apruebo Dignidad cuyo candidato es Gabriel Boric y finalmente Dignidad Ahora, que no presenta candidato presidencial y se nuclea en torno al Partido Humanista.
La centroizquierda se representa en dos candidaturas presidenciales, la de la senadora Yasna Provoste y su Nuevo Pacto Social y la candidatura de Marco Enríquez –Ominami apoyado por una lista parlamentaria del Partido Progresista. La centroderecha cuyo candidato es Sebastián Sichel apoyado por el bloque Vamos por Chile y finalmente la derecha con su líder José Antonio Kast y su lista parlamentaria del Partido Republicano. Dejo fuera de este espectro la candidatura de Franco Parisi y su Partido de la Gente, porque es muy difícil su clasificación en esta descripción.
La centroizquierda en torno a la candidatura de la senadora Provoste, representada por la coalición Nuevo Pacto Social y que está integrada por: la Democracia Cristiana; el Partido Socialista; el Partido Por la Democracia; el Partido Radical; el Partido Liberal; el Partido Ciudadanos y el movimiento Nuevo Trato tiene, en mi opinión, tres desafíos en el próximo período.
El primer desafío, como es obvio, es lograr que la senadora Provoste pase a segunda vuelta, el segundo, es conquistar una fuerza parlamentaria, en senadores y diputados, relevante y en tercer lugar, tener claro los escenarios dependiendo de si pasamos o no a segunda vuelta.
En materia parlamentaria, y refiriéndome solo a la elección de diputados por su carácter nacional, es mantener o aumentar la actual representación de la centroizquierda en el actual Congreso, que alcanzó en la elección anterior del 2017 los siguientes resultados: la Democracia Cristiana, 14 diputados; el Partido Socialista, 19 diputados; el Partido Radical, 8 diputados; el Partido Por la Democracia, 8 diputados; el Partido Liberal, 2 diputados y el movimiento Nuevo Trato, 2 diputados. Cabe consignar que estos últimos 4 parlamentarios fueron elegidos en la elección anterior en las listas del Frente Amplio.
Por otra parte, esta cantidad ha sufrido deserciones durante este período, sin embargo, me atengo a los resultados obtenidos hace 4 años. Pero el desafío más complejo de la centroizquierda va a depender si pasamos o no a segunda vuelta. Si logramos este objetivo, el paso siguiente inmediato es lograr el apoyo del resto de la oposición a nuestra candidata para derrotar a la derecha en la segunda vuelta, sea ésta representada por Sichel o por Kast. La tarea inmediata es la convergencia de las fuerzas transformadoras para que mediante su triunfo se evite la continuidad de Piñera a través de Sichel o el retroceso a través de Kast.
El otro desafío consiste en tener la misma política descrita, pero con respecto al candidato de Apruebo Dignidad, Gabriel Boric, es decir, si no pasamos con Yasna Provoste a segunda vuelta, la centroizquierda unida, y no dispersa, debe apoyar de inmediato y sin condición alguna al candidato de Apruebo Dignidad. Entramparnos en este escenario en una negociación por eventuales futuros cargos en el gobierno sería impresentable ante la ciudadanía que nos apoya teniendo el adversario que ya describimos al frente. A lo más en esta fase se podrían establecer mínimos comunes programáticos de las fuerzas transformadoras para respaldar la candidatura que ganó y pasó a segunda vuelta.
La centroizquierda ha vivido un año de paradojas, fuimos derrotados en la elección de convencionales, sin embargo, tuvimos un gran triunfo en las elecciones territoriales de gobernadores regionales, alcaldes y alcaldesas y de concejales. Posteriormente tuvimos una primaria ciudadana con baja participación. Es de esperar que mañana se exprese, tanto en la presidencial como en la parlamentaria, el triunfo que obtuvimos en las elecciones territoriales descritas hace apenas 6 meses.